“Es hora ya de que las fuerzas de la construcción venzan en la colosal batalla humana a las fuerzas de la destrucción” (José Martí)
Los escritores saben cómo manejar en cualquier tiempo los recursos de su arte con maestría y buen criterio. Luís Alberto Sánchez llevó sus experiencias personales a sus libros, combinándolas con leyendas e historias del mundo prehispánico. Entre los novelistas encontramos a escritores de la talla de Sánchez, en cuyas obras resalta su biografía paso a paso. El estilo de este escritor es ágil, frenético, lírico, apasionante, desquiciado, a veces engreído. No todos los novelistas logran en sus escritos lo glorioso de creaciones de la talla de este escritor, de Henry James y Allan Poe, como tampoco todos se pueden permitir el lujo de formar parte de artistas literarios de la prosa hermosa de Ernest Hemingway, cuyo tono personal es un verdadero poema de vida. Muchos son los llamados a escribir, pocos los elegidos a coronarse como los mejores.
En su ensayo “Nuestra América” José Martí parte de una nueva perspectiva que lleva a comprender las realidad de las sociedades latinas, partiendo de la vida convivida y soluciones prácticas a sus problemas. De acuerdo al concepto de Martí, las repúblicas purgan en las tiranías su incapacidad para conocer los elementos verdaderos, necesidades y sueños de la nación y sus problemas. Todas las historias llevadas a las novelas fueron pensadas y elaborando a partir del momento en el que en Latinoamérica se iniciaron los primeros movimientos independentistas.
En “El Facundo” de Domingo Faustino se encuentra todo un contenido político, reflejo de la lucha encarnizada por el poder en tierras argentinas y la activación de la violencia. La mano dura de la crueldad aprieta la garganta de la patria para asfixiarla, suena la artillería de las nuevas tiranías, germina la mala semilla esparciendo su esencia venenosa. Dentro de la mente de los dictadores, quedó arraigada la malévola raíz de la opresión colonialista que aplican a sus propios pueblos. La sangre dominante y opresora de los ancestros europeos relincha cual caballo salvaje dentro del corazón de tales sujetos cuando llegan al poder. Pero resulta que la contraparte a pesar de las grandes represiones, es que los pueblos terminan perdiendo el miedo a sus verdugos, saben que para recuperar la patria, la libertad y todos sus derechos, es necesario combatir y vencer, aunque haya que arrostrar los rigores de la feroz violencia gubernamental y militar, de la lluvia, del sol o perder la vida en la pelea por recuperar la dignidad y libertades pisoteadas.
Estos sistemas de gobierno han demostrado desde la Antigua Grecia cuán nefastas son sus conductas criminales hacia los pueblos. Roa Bastos no puede ser más preciso al definir al tirano como aquel hombre que con el pretexto del progreso, bienestar, felicidad y prosperidad de sus gobernados, sustituye el culto de sus pueblos por el de su propia persona. Los relatos de despotismo son el fiel retrato de los pueblos atormentados por la Dictadura.
Cualquiera de las obras de los novelistas, no solo tienen valor artístico, son un punto de referencia de su adentramiento en la identidad de los pueblos latinos, en la forja de su cultura, sus padeceres y sufrimientos, bajo cuyo poder escritural, se erizan sus plumas, nos erizamos sus lectores y con ellos levanta vuelo nuestra imaginación…
Continúa la semana entrante.
