Nicolás Maduro ha lanzado el mismo proyecto que presentó Hugo Chávez en el 2007 y el cual fue rechazado por los venezolanos; pero, ahora, que el régimen está presionado por Cuba, Rusia, China e Irán, trata desesperadamente de obtener los recursos que no puede lograr mientras tenga una Asamblea Nacional de mayoría opositora.
Así lo sostiene el ex parlamentario y ex constituyente Pablo Medina, quien considera que el régimen ha montado una trampa ante la imposibilidad de ganar unas nuevas elecciones de gobernadores, alcaldes y presidenciales.
Es fraudulenta esa Asamblea Nacional Constituyente que intenta Maduro, porque, según sus propias palabras, “ya tiene en el buche a 250 nombres para integrarla y el resto serán designados territorialmente, de acuerdo a la ingeniería electoral que haga el PSUV”.
Busca obtener el 90 por ciento de esos 500 constituyentistas, si es que la oposición le ayuda y participa.
Pero, su objetivo es el mismo que tenía en el 2007 Hugo Chávez cuando quiso darle un vuelco a la Constitución del 99 y de un plumazo transformar el sistema de gobierno en comunal, como es el propósito que ha esbozado Maduro, dirigido por el G-2 cubano y por supuesto siguiendo la línea de Raúl Castro y el Partido Comunista cubano.
Son los mismos 59 artículos que tenía Chávez, pero que el pueblo venezolano dijo rotundamente que no los aceptaba.
Sin embargo, Chávez poco a poco fue introduciendo algunos de esos cambios y lo ha seguido Maduro, pero se ha encontrado con el obstáculo de una Asamblea Nacional que es de oposición.
Como ha fracasado en su empeño de destruir la Asamblea Nacional, ahora trata de dinamitarla con esta Constituyente.
Pero hay un detalle más significativo. Maduro sabe que está en picada y su caida es indetenible. Y en Cuba hay preocupación porque un nuevo gobierno le dejaría de suministarle no los 120 mil barriles diarios, sino 400 que le proporciona Venezuela.
Rusia es la proveedora de armas y tiene en sus manos parte de la faja del Orinoco, además de otros convenios. Venezuela es prácticamente una colonia de China por la inmensa deuda que ha sido contraída por esta narcotiranía, aparte de que también los asiáticos tienen su mano metida en proyectos de inversión. Los iraníes se están llevando el material que necesitan para sus bombas.
Pero, no todo está perdido para la oposición, dice Pablo Medina,. No puede dejar la calle, que constituye su mejor arma, ya que el régimen está tan temeroso que sabe que si le llegan las manifestaciones al CNE, al Tribunal Supremo de Justicia y a la Defensoría del Pueblo, no tardarán en acabar en Miraflores.
A la Asamblea Nacional ahora le llega la voz y el voto de Eustoquio Contreras, diputado del Gran Polo Patriótico, que le permitirá designar a los rectores del CNE.
Y el fin de semana habrá una reunión de empresarios, que si acuerda un paro indefinido, es lo que más miedo le da a Maduro, porque una parálisis del país sería el acabose para su narcotiranía.