En Venezuela se está dando una lucha por la restitución del derecho más básico de la democracia: El voto directo, universal y secreto. El desconocimiento de la Asamblea Nacional recién electa, la eliminación arbitraria de la convocatoria al referéndum revocatorio y la suspensión indefinida de las elecciones regionales, tienen como denominador común la derogación fáctica de la soberanía popular, la cual solo puede expresarse a través del voto directo, universal y secreto. Por eso no es de extrañar que el parapeto de “constituyente” lanzado como último recurso por el dictador acorralado, tenga como elemento esencial la burla al poder soberano eliminado el requisito de convocatoria mediante referéndum y de elección popular de los constituyentes mediante el voto directo, universal y secreto.
No es ocioso recordar que esta llamada “Quinta República” se fundó bajo la premisa de que la soberanía reside en el pueblo y esta se manifiesta mediante el voto en los términos ya descritos. Fue justamente un referéndum consultivo convocado por el propio Chávez el que generó una Asamblea Nacional Constituyente que refundó la república, la cambió el nombre al país y relegitimó todos los poderes a partir de una elección general. Esta fue la piedra angular de lo que llamaron luego “democracia participativa” sustentada en jurisprudencia y en la doctrina romántica de Rousseau sobre el “Contrato Social” tan alegada por Chávez en su momento. Desde entonces “el soberano” se convirtió en actor principal del debate público, entendiéndose como tal a la mayoría electoral. De hecho luego Chávez convocó a una “constituyente sindical” a través también de un referéndum con votación directa, universal y secreta de todos los inscritos en el registro electoral del momento.
Pero cuando el régimen comenzó a perder popularidad dejaron de hablar del soberano, migrando a tesis distintas al espíritu del constituyente de 1.999. El irrespeto a la decisión del pueblo de rechazar el socialismo en el referéndum de la reforma constitucional fue el inicio de esta nueva etapa que nos tiene ahora en medio de un Golpe abierto y sostenido sin parlamento, sin voto y sin vigencia de los derechos humanos. Ya el soberano no es el pueblo, sino la militancia cada vez más reducida del partido de gobierno. Una dictadura que derogó de facto la constitución y que ahora pretende hacerlo de derecho con una “constituyente” fraudulenta.
Por eso es tan importante seguir en la calle, para conquistar el derecho al voto directo, universal y secreto, secuestrado hoy por una dictadura hambreadora. Debemos concretar una propuesta constitucional que apele a nuestra bandera de “elecciones ya” que es justamente lo que quiere evitar a toda costa la tiranía. El pueblo soberano consagrado como titular del poder originario debe ser reivindicado en nombre de la democracia participativa establecida en la Constitución. Enmienda, reforma, constituyente o referéndum consultivo, todos esos mecanismo son válidos para destrancar el juego, siempre y cuando se respete el derecho al voto directo, universal y secreto que es nuestra exigencia y mejor arma para rescatar la democracia y reconstruir el país. Qué el pueblo decida.
Caso cerrado, el dictamen final lo tiene usted.
Secretario de la Asamblea Nacional
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