Al Deportivo Lara se le avecinan un par de partidos en la carretera. Y ambos tienen una importancia mayor, porque -literalmente- se juega la vida. Es así. En Mérida ante Estudiantes (el venidero domingo) y en Maturín frente al Monagas (en una semana), el conjunto rojinegro pone en juego buena parte de sus fichas, en el intento de hacerse un lugar en los cuartos de final del torneo Apertura.
A los cruciales desafíos llega con la presión a millón. Es ganar sí a sí, frase muy utilizada en el mundo del balompié, para recuperar terreno y volver a situarse en la zona de clasificación, aquella que componen los ocupantes de las ocho primeras plazas.
Allí, en la franja de confort, dentro de la élite, estuvo un largo tiempo el elenco dirigido por Leo González. Ni más, ni menos, fue líder del certamen por un par de fechas, durante un dulce momento del semestre en el cual hilvanó una seguidilla de cuatro careos sin permitir anotaciones. Pero de aquello, quedan solo los recuerdos.
El equipo guaro acumula cinco desafíos en fila sin ganar, tres de ellos disputados en casa, y hoy, aunque parezca increíble, no está ni siquiera dentro de los ocho privilegiados, porque su último revés, 0-2 ante Anzoátegui en el Metropolitano, combinado con triunfos de algunos rivales directos, le mandó a la novena casilla. Por ende, están próximas a encenderse las alarmas. Hay preocupación.
Claro está, traerse los tres puntos de Mérida supondrá hacerse con una “bombona” de oxígeno, aunque, debe decirse, el club larense necesita mejorar en muchos aspectos, porque parece haber extraviado los argumentos que hasta hace poco le permitieron codearse y hasta someterse a los grandes del fútbol nacional.
Es un elenco sin espíritu de lucha, de poca actitud, y eso se refleja en el pobre desempeño que registra en el terreno de juego, desde el sector defensivo (permisivo, vulnerable y desordenado) hasta el costado ofensivo (sin ideas, carente de recursos y nulo en contundencia). La tarea no es fácil, porque si bien Estudiantes es un cuadro que aparece en la parte baja de la tabla, acaba de obtener una victoria de esas que levanta el ánimo y parece encontrar el camino de la regularidad, ahora que cuenta con un nuevo cuerpo técnico.
Ahora bien, la premisa es clara: hay que lograr la victoria, porque otro resultado puede significar una lápida, como lo advirtió el mediocampista Andrés Montero en nota de prensa despachada por el conjunto rojinegro.
“No nos queda de otra que ganar y ganar, vamos a Mérida donde tenemos que ganar sí o sí, primero es Estudiantes, iremos partido a partido, luego vendrá Monagas, pero vamos por paso”, anticipó el mediocampista de origen zuliano, de quien echó mano el DT González en el anterior duelo contra los anzoatiguenses, en el intento de conseguir algún “chispazo” para un mediocampo que hace rato está sin “electricidad”.
La tropa larense, que apenas ha logrado un punto de los últimos quince disputados, acumula 18 contables y ahora se ubica en la novena casilla de la clasificación, a solo un contable de los peldaños que dan acceso a la liguilla final. Todavía está a tiempo- le restan cuatro encuentros- pero necesita empezar a carburar.