Después de culminar la entrevista, algunas de sus siguientes palabras fueron para destacar un consejo que siempre le da a sus hijos, “no pueden tener pena de trabajar, así sea barriendo la calle, deben ser los mejores”…
Con la alegría de un maracucho y la hospitalidad que tiene todo venezolano, esta “barquisimetida”, como ella misma se define, nos recibió en su casa para conversar con nosotros sobre el proyecto que hace dos años inició junto a su hija mayor (Andrea)… Cuando Mónica tenía 13 años de edad, acompañaba a su madre a un curso de costura que realizaba por las tardes, pero “por cosas de la vida”, fue ella quien terminó aprendiendo esta labor milenaria y así comenzó, como toda emprendedora, a confeccionar sus propias prendas de vestir, “me hacía camisas para usar a diario o los vestidos cuando tenía alguna fiesta y así fui desarrollando cada vez más lo que había aprendido” nos comenta, para ella la máquina de coser era la llave que abría las puertas de un mundo nuevo, donde podía crear y dejar volar su imaginación.
Aunque de adolescente se encontraba fascinada por este arte, cuando llegó la hora de elegir una profesión, se terminó yendo por el lado de la ingeniería, carrera que estudió hasta el quinto semestre para posteriormente ingresar a publicidad y mercadeo hasta obtener su título universitario, en este tiempo dejó a un lado la habilidad que había adquirido y no fue, sino hasta que nació Andrea cuando decidió retomar su máquina de coser: “le hice todas las cosas de bebé, su canastilla, lencería, vestidos, me volví loca haciéndole de todo (risas)”.
Hoy día, esta madre de tres (Andrea Karina, Andrés David y Victoria Irene), ha retomado su pasión en colaboración con su hija mayor, encontrando motivación al saber que cada día puede dar más, “el limite solo se lo pone uno”. Así fue corriendo esta conversación, al tiempo que tomábamos una limonada y Mónica sacaba su abanico (que nunca falta en su cartera), para disipar el calor y armonizar esta entrevista que leerán a continuación…
¿Cómo define su estilo?
A mí me encanta todo chic (risas), creo que es cuestión de personalidad quizá por ser maracucha se me sale un poquito lo llamativo, claro, sin caer en lo escandaloso u ordinario. Sin embargo, en nuestros diseños, tratamos de mantener un estilo más recatado, sobre todo por el público barquisimetano al que no le gusta mucho lo extravagante.
Entrando un poco en materia, ¿de dónde surge el nombre de este proyecto?
Mi hija Andrea fue la creadora del nombre, yo quería algo que tuviera que ver con la palabra “percha” porque significa gancho y ella se puso creativa, combinó varias palabras y surgió Perchettas, ¡me gusta y creo que es un nombre difícil de olvidar!
¿Cómo nace la idea de crear para un público externo?
Bueno todo comenzó hace dos años, por el cumpleaños de una amiga, quería regalarle algo bonito y se me ocurrió hacerle una blusa sencilla y al verla, le gustó tanto que comenzó a motivarme para que retomara la costura, igualmente sucedió con un conocido de la familia quien empezó a auparme con la idea de crear mi propio sello y así comencé, desempolvando los conocimientos que ya tenía y vendiéndole blusitas a mis amigas, hasta que reuní para comprarme una máquina de coser más moderna, porque trabajaba con la misma que tenía desde hace años y de esa manera nos hemos ido moviendo.
¿En qué consistía el primer modelo blusa que realizó?
Nosotras la llamamos “piruletta”, es una blusa de algodón, sin mangas, de corte sencillo pero con colores llamativos al frente y una cinta con pompones hechos a mano que cuelgan de un lado, muy al estilo wayú, de hecho esta blusa es el modelo que más gusta, incluso se encuentra hasta fuera del país.
Veo que en sus diseños muy marcados, los faralaos, ¿A qué se debe esto?
Bueno me llama mucho la atención este estilo, un poco español, de hecho hace poco hicimos una falda con este tipo de vuelo, mi blusa también tenía un diseño similar y me parece que es algo muy femenino y glamoroso, además que viste bastante a todas las que lo lleven.
¿Cuál ha sido la pieza que más le costó realizar y que la hacía tan difícil?
¡Las chaquetas! No tanto por el patrón sino por el tipo de tela, ahorita que todo es un poco limitado, la creatividad es fundamental; tenía que buscar una que se adaptara al clima caluroso de esta ciudad, pues la idea era que las pudieran usar de día también, así que al final las saqué en dos tipos de telas, una como drill y la otra de charmeuse.
¿Toda mujer puede usar sus prendas o le gusta dirigirlas a un target específico?
¡Me encantaría que todas las usaran! De hecho, tenemos un concepto de “mamá e hija” donde creamos el mismo modelo para ambas, así que queremos que desde la más pequeña hasta la más grande de la casa se pueda vestir con nosotras.
¿Ha pensado en diseñar algo para hombres?
No, porque ahí no puedo inventar mucho (risas), los hombres no son tan osados en la moda como las mujeres, la creatividad se me da más con ellas.
¿Cuáles son los colores que más le gusta usar?
Me gusta mucho el blanco, las telas con rayitas y en general todos los colores, a excepción del morado, no sé por qué, pero es con el que menos me gusta trabajar.
¿Qué etapa del trabajo le gusta más?
El momento en el que estoy cosiendo, de hecho, muchas veces corto una blusa de una manera y cuando coso lo hago de otra distinta, porque es un momento donde la inspiración se me mueve bastante, más que cuando dibujo o estoy sacando el patrón.
¿Andrea cose?
Muy poco (risas), ha estado aprendiendo, sin embargo me ayuda mucho en la parte creativa es la que me mantienen en tendencia, siempre dándome ideas frescas, mostrándome cosas nuevas, además que es la modelo.
Hablando un poco de la colaboración, ¿cómo ha sido trabajar con su hija?
¡Como todo! A veces muy bien y a veces no tan bien (risas), cuando tenemos opiniones encontradas una de las dos calla y podemos seguir trabajando juntas. Espero sea así siempre, porque este es mi legado para ella y la más pequeña (Victoria), quien va por el mismo camino, de hecho, ya sabe pegar botones, agarrar puntadas, hacer pompones y me gustaría que el día que yo no esté, puedan seguir emprendiendo.
¿Qué ha sido lo que más ha aprendido en esta aventura con su hija?
(Suspiro) ¡He aprendido de mi muchachita tantas cosas! Es una niña muy organizada en su trabajo, muy planificada, yo soy como una mariposa y ella más metódica, así que gracias a su disciplina he podido lograr muchas cosas, aunque a veces se lo digo “uno en la vida no puede ser tan cuadrado”, porque la vida tiene sus matices aunque suene cliché.
¿Qué dice Andrea?
Mi mamá es una mujer constante y muy dispuesta, la puedes ver todo el día cosiendo, esa perseverancia es lo que más he aprendido de ella, si me preguntas qué es lo que más me gusta de te diré que… ¡es mi mamá! (risas), no le tiene miedo al trabajo y cuando se decae por cualquier situación difícil me gusta estar allí para decirle: “continua que lo estás haciendo bien”, ella defiende este emprendimiento a capa y espada. Son muchos los recuerdos que hemos vivido juntas pero uno de los más especiales fue cuando comenzó a enseñarme a coser: un día me encontraba estresada preparando mi Trabajo de Grado y ella me dijo que me olvidara de lo que tenía que hacer y drenara cosiendo. “¡Quiero que sepas, al leer esto, que eres mi héroe favorita!”
“No tengan miedo, el limite lo pone uno mismo, entre más chiquito se ponga todo más fuerte deben ser nuestras ganas de seguir trabajando por nosotros y por nuestros hijos, sea lo que sea que hagan, siempre busquen ser los mejores sin perder la esperanza, porque de las crisis salen oportunidades” Mónica Silva de Joseph