En medio de una sociedad donde los niveles de hambre y de desesperanza han ido creciendo a la par de sus niveles inflacionarios, es vital que existan personas que con cualquier aporte puedan brindarle afecto, ayuda y sobre todo, mucha fe a los menos privilegiados. Iniciativas de las que surgen fundaciones u ONG’s que brinden servicios sociales de diversos tipos, son las que necesitan el impulso para que crezcan y se expandan.
Arepa con Amor surge de 10 jóvenes estudiantes de ingeniería civil de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado (UCLA), que en su inquietud por aportar un granito de arena y observar con preocupación que muchos ciudadanos barquisimetanos hurgan en la basura para alimentarse. “Todos apreciamos diariamente esta situación, antes podíamos ver un solo señor y se notaba que lamentablemente vivía en la calle, ahora vez gente de cualquier clase social y todas las edades”, dijo Daniela Briceño, quién forma parte del equipo fundador.
Se inspiraron en otros grupos que habían comenzado este tipo de proyecto, incluso dos de los coordinadores participaron en las entregas de otras fundaciones, esto los motivó a crear este equipo que día a día busca ir creciendo en la labor. Iniciaron repartiendo aproximadamente 70 desayunos y en su última entrega alcanzaron las 650 personas beneficiadas con esta iniciativa, convirtiéndose en la primera en gran escala.
A pesar de que comenzaron en febrero, el auge que ha tenido y la receptividad de las personas les han permitido crecer y poder llegar a otras comunidades, pues su idea no se basa solo en personas sin hogares, sino de llegar a las comunidades más empobrecidas y mostrarles que en el mundo aún quedan personas de buen corazón.
Para ellos, el apoyo de la sociedad civil ha sido la base de su crecimiento, pues con tan solo dos meses han logrado llegar cada vez a más personas en diferentes sectores, el fin de semana pasado llevaron estos desayunos al Oncológico del Seguro Pastor Oropeza y al Hospital Central Antonio María Pineda.
-La experiencia de la entrega anterior fue muy agradable, un colaborador consiguió que nos prestaran las cocinas de un sitio de comida rápida y de esta forma pudimos producir aún más en menos tiempo, cada uno tenía una tarea y así íbamos coordinados y el trabajo se hizo mucho más fácil.
Alrededor de 50 personas se encuentran colaborando con este proyecto y siguen sumando. “Comenzamos con nuestro grupo de amigos, duramos un mes planeándolo y hasta que una de las coordinadoras nos dijo que una conocida nos regalaría el logo y pues hicimos nuestra primera publicación en las redes sociales y la respuesta fue increíble”, comentó José Chong, coordinador del proyecto.
Las colaboraciones se pueden dar de diversas formas, desde dinero, insumos, repartiendo o en la preparación. “Nos decían la manera en la que podían colaborar y creamos una logística que nos ha permitido tener el control de lo que estamos haciendo, que no se desvíe y exista organización”, agregó Daniela.
Hoy continúa la planificación, en esta oportunidad decidieron colaborar con la comunidad Chorobobo, ubicada en el municipio Iribarren del estado Lara, esperan entregar aproximadamente 200 arepas, pues buscaron hacer contacto con algún habitante del sector y que nadie se quede sin su desayuno.
“No solo queremos que se una más gente a nosotros, la idea es promover el sentido de conciencia y que todos los grupos que ya existen podamos crecer, e incluso que nuevas personas vayan generando otras iniciativas y que a pesar de tener un concepto parecido, marque alguna diferencia”, destacó José.
El crear alianzas entre todos los proyectos de este tipo, puede permitir que el alcance no sea solamente en el municipio Iribarren, sino que pueda llegar hasta otras entidades larenses u otros estados del país. “Queremos que surjan cada vez más ideas, que no se limite a una arepa, poder trabajar en conjunto y brindarle una mano amiga a quienes lo necesitan”, relató
Asimismo, quieren llevar este proyecto a fundaciones, casas hogares, geriátricos y cualquier institución que se sostenga a través de las colaboraciones y ser promotores de buenas acciones.
La pasión y la transparencia con la que estos voluntarios hacen el trabajo, inspira a seguir luchando por una Venezuela fructífera, de buenos proyectos y personas que apuesten por un mejor país. “Lo único que nos queda es la esperanza y la fe, de que esto va a cambiar y que seremos más prósperos”, exaltó Briceño.