Nació en el caserío Cimarrona, municipio Morán, donde vivió la mitad de su existencia pues al cumplir 50 años se la trajeron a Barquisimeto y pocas veces ha regresado a su pueblo.
“Yo era muy bailadora; me acuerdo mucho de Ramoncito en Cimarrona, con él también bailé, y como me conocían me invitaban a todas partes, hasta a Acarigua llegué a bailar”, dice Catalina Díaz Rodríguez, quien a pesar de su centenario, que se cumple hoy, se mantiene lúcida mentalmente, aunque una caída le mantiene en silla de ruedas.
Tuvo 9 hijos que le dieron 15 nietos, 19 bisnietos y 6 tataranietos dispersados por varias partes de Venezuela y en el exterior.
De la vista no anda muy bien porque le operaron de cataratas en un ojo y no quedó completamente sana. Ella asegura que se mantiene atenta a lo que ocurre en el país porque es fiel oyente de Radio Minuto y le leen EL IMPULSO.
Doña Catalina ha sido siempre “de buen comer” y cuando le sirven un plato de caraotas con suerito y unas arepas, se deleita, pero no come arroz, “no me sienta”.
Recuerda que de niña y adolescente fue bodeguera junto a su padre, además de elaborar acemitas, pan de horno y suspiros que vendía a los vecinos. También ordeñaba cabras y hacía el queso.
-¿A cual partido político perteneció?
-A ninguno y menos al de este gobierno”.
-¿Cree poder llegar a los 120?
-No lo creo, eso es mucho; ya cien son muchos los que Dios me ha dado, ¿pa’ qué más?. Sin embargo, quienes la conocen le pronostican muchos años de vida.