Un 09 de abril de Semana Santa del año 1952, la violencia manifestada en la dictadura militarista del General Marcos Pérez Jiménez, en la Iglesia Santa Teresa de Caracas, causó 50 muertes y 1l5 heridos. Se realizaba la veneración de la imagen del Nazareno de San Pablo y los perturbadores de oficio irrumpieron con la falsa alarma de que se incendiaba el templo.
A los 65 años del mencionado suceso, los saboteadores de nuevo régimen autoritario, ahora denominados colectivos, provocan una criminal acción en el histórico templo. Irrumpieron en la citada Iglesia, donde el Arzobispo de Caracas, Cardenal Jorge Urosa Sabino oficiaba la misa, con evidentes de intenciones de agresión. Pero para el actual Presidente de la República Nicolás Maduro (NM) con el aval de los enchufados como asesores, se trata una guerra mediática.
En la crisis que padecemos y la cual preocupa al mundo entero, la política informativa que desde mediados del siglo pasado impactó continentalmente, hoy nos somete a la vergüenza. La lucha gremial, concateneada con la sindical, impuso la dignificación académica de la profesión con la creación de la primera Escuela de Periodismo (ahora de Comunicación Social), en la nuestra Universidad Central de Venezuela; la aprobación de una Ley de Colegiación complementada con la previsión social y la consagración constitucional de un derecho a la información, de reconocida novedad en el planeta.
Desde el inicio del nuevo siglo, el militarismo gobernante se trazó como meta el controlar de los medios de información. Decretó la hegemonía informativa en motivación de Karl Marx y Vladimir Ilich Lenin, desempolvada por el fundador del Partido Comunista Italiano Antonio Gramsci. En el ámbito castrense el término hegemonía rememora el antiguo griego que entendía como la dirección suprema del ejército.
Una clara demostración fue divulgada en planes a desarrollar este año y presentados al Alto Mando Militar por el camarada ministro de la Defensa, General en Jefe Vladimir Padrino López (El Nacional, 16-02-17). Se destaca que la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) se propone incautar medios y vigilar redes sociales.
Según la reseña, se planifica “incluir el máximo uso de los medios convencionales (radios y televisión pública y privada) y no convencionales” (redes sociales) contra la virtual “guerra de cuarta generación” que padecería la “revolución socialista”. Ello implica instrucciones para que monitoreen las “incautaciones, decomisos de equipos y de medios (que hagan) la FANB o funcionarios de seguridad de Estado”.
El esbozo de la militarizada hegemonía se observa su fortalecimiento con el desequilibrio informativo, en evidente ventajismo. Además del monopolio de los medios de comunicación, el corrupto régimen abusa con los contados que hacen valer su independencia, sobre todo en radio y la televisión. A cada espacio informativo no afecto al oficialismo conceden el doble a cualquier vocero gubernamental.
Y represivo es el balance de los comunicadores sociales en el ejercicio profesional. En la cobertura de la vigente jornada de protestas, el Sindicato de Trabajadores de la Prensa acusaba en reciente comunicado unas 90 violaciones a la libertad de informar, 14 detenciones y agresiones a 106 comunicadores. ONU y CIDH manifestaron rechazo a la censura oficial y el bloqueo de espacios informativos en Venezuela, al igual que la detención, los ataques y la estigmatización de periodistas que cubren las marchas en el país.
Al MARGEN. Morrocoy conchudo. De traición a la patria acusa Hermann Escarrá: «El Tribunal Subalterno Supremo de Justicia no requiere intervención de nadie para destituir a los parlamentarios que traicionan a la patria».