La danza macabra protagonizada por Nicolás Maduro en uno de sus programas de televisión, precisamente cuando se había registrado una veintena de muertes en todo el país, causó asombro y no ha dejado de ocasionar preocupación dentro y fuera del territorio nacional porque se ha puesto de manifiesto una vez más la falta de sensibilidad humana por parte de un mandatario de la mal llamada revolución bolivariana.
Al hacer la declaración el ex parlamentario Pedro Pablo Alcántara, dirigente nacional del partido Voluntad Popular, recordó las crueles palabras de Hugo Chávez cuando ocurrió la inolvidable tragedia del campo de refinación de Amuay, en la península de Paraguaná, cuando después de haber confirmado la muerte de un gran número de personas, dijo: el show debe continuar.
Todo esto que estamos viendo, como es la represión violenta de los efectivos de la Guardia Nacional y de la Policía Nacional Bolivariana, la actuación de los cuerpos paramilitares apoyados por los funcionarios militares, la muerte de inocentes personas que se encontraban en manifestaciones, así como la persecución desatada contra estudiantes y dirigentes políticos evidencian que el terrorismo del Estado se ha intensificado en el país.
El ensañamiento que se ha producido contra los habitantes de la urbanización Antonio José de Sucre en la avenida Libertador, entre las calles 33 y 37 de Barquisimeto; asi como la arremetida contra la gente de Santa Rosa, El Manzano y hasta la de El Tocuyo, claramente son ejemplos de ese terrorismo que ha desatado el régimen de Nicolás Maduro para acallar la protesta popular.
Se está cometiendo un delito muy grave que si no se detiene puede convertirse en un genocidio, porque el asesinato a sangre fría de personas que han tomado la calle para manifestar o que han sido sorprendidas por las balaceras ocasionadas por los paramilitares conocidos como colectivos, que actúan impunemente, está siendo condenado tanto por la comunidad nacional como internacional.
Este es un régimen que premia a los asesinos que operan para aterrorizar a la población. Así como obraron dictadores como Rafael Leonidas ‘Chapita’ Trujillo y Fidel Castro, que utilizaron -y todavía persiste en la Cuba de Raúl Castro- con grupos de matones, lo está haciendo Maduro. Y lo hizo Chávez cuando elogió a Joao de Gouveia, el asesino de la plaza Francia, quien en estos momentos es funcionario diplomático en Costa Rica. Es por ello que pedimos a los cuerpos de seguridad que reflexionen porque sobre lo que están haciendo se toman notas que pueden ser llevadas a tribunales de La Haya y Roma.