Seis millones de venezolanos, en representación de casi el noventa por ciento de nuestra población, salieron a la calle este 19 de Abril para exclamar ante el país y ante el mundo que están a disgusto con el actual gobierno y quieren un cambio político que se traduzca en un cambio económico para así tener comida, medicinas y en líneas generales recuperar el nivel de vida del cual disfruto Venezuela en el pasado reciente.
La respuesta oficial fue la aplicación del Plan Zamora, el cual es muy obvio aunque se mantenga dentro de una codificación militar, sacar a la calle a unos paramilitares para que ataquen con armas de fuego a ciudadanos indefensos bajo la mirada cómplice de las Fuerzas Armadas Nacionales. Mientras que la GNB lanza bombas lacrimógenas y dispara perdigones para hacer más fácil la tarea de los Tontón Macoute vernáculos.
Pero no fue suficiente la violencia represiva para hacer retroceder a un pueblo que conserva en sus genes la fiereza de quienes hace 200 años cruzaron casi desnudos y a caballo ríos y montañas escabrosas para darle libertad a otras naciones. Un pueblo que solamente quería y pedía que el comando político que direcciona la reconquista democrática se pusiera de acuerdo. Por eso cuando se hizo la convocatoria para manifestar el repudio a los gobernantes, las calles de las principales ciudades del país se plenaron de ciudadanos pacíficos pero determinados a enfrentar el oprobio a pecho descubierto y así gritar con voz propia que es voz de Dios que nuestro país reclama con urgencia un cambio político y económico que le permita salir del infierno comunista que la tiene padeciendo hambre y penurias de todo tipo.
El Gobierno hace esfuerzos desesperados para correr el tiempo de lo inevitable y por ello retrasa indefinidamente las elecciones y prevalido de un TSJ puesto a sus pies intenta neutralizar los reclamos populares apresando o inhabilitando a la dirigencia opositora. Su problema es que no tiene futuro, la economía cada día se adentra en sótanos más profundos, el aparato productivo nacional está en ruinas debido a dos décadas de confiscaciones y atropellos multiples, los ingresos petroleros son absolutamente insuficientes y no hay perspectivas de que su precio se incremente en el corto o mediano plazo, en las instancias internacionales la censura es ya abierta y contundente, mientras que internamente su respaldo efectivo no llega al 20 por ciento. En definitiva el gobierno del Presidente Maduro para mantenerse en el Poder tendría que dar un giro económico de 180 grados y convocar a elecciones bajo una observación internacional estricta.
Nicolás Maduro no puede dar esos pasos porque se lo impiden sus tutores cubanos e internamente no puede tomar decisiones porque es cautivo de un juego de intereses diabólicos de personas que saben que al momento de una transición tienen asegurado un banquillo en el Tribunal de La Haya y una orden de captura emanada de Interpol. Por eso se mantiene pegado al gesto y los tonos de voz de su fallecido mentor, sin que haya logrado avanzar ni un milímetro en el intento de asociar su destino al recuerdo al difunto del cuartel de la Montaña.
Por su parte la Unidad opositora logró un avance extraordinario, su reconexión con el pueblo. Ese fue su gran triunfo el 19 de Abril. Mientras tanto todos entramos en un duermevelas trágico.