Hasta este domingo, superadas 48 horas desde el momento de la desaparición de la niña de 11 años de edad en la quebrada que atraviesa por el sector Estrella de la Mañana en el barrio La Lucha, al oeste de la capital larense, los equipos dedicados a la búsqueda habían completado aproximadamente 27 kilómetros de barrido desde el barrio 5 de Julio, sector La Zamurera, pasando por sectores como San Francisco, Rafael Caldera, Los Crepúsculos y La Peña hasta llegar al extremo este de la ciudad, informó el jefe de estadísticas e información del Cuerpo de Bomberos de Iribarren, teniente Luis Abarca. El recorrido nuevamente fue infructuoso.
Por la persistencia de la lluvia durante la mayor parte de la mañana, ayer, el reinicio de las labores de búsqueda se retrasó hasta las 11 de la mañana aproximadamente. Desde el Comando de Operaciones de Emergencia (COE) instalado esta vez en la sede de Protección Civil se coordinó el capital humano y se acordó esperar que cesaran las precipitaciones y monitorear el clima en los poblados desde donde descienden con fuerza las aguas pluviales para poder reanudar el trabajo.
Con esas condiciones los rescatistas profesionales y voluntarios se distribuyeron en el sector Cerro Gordo, trecho parte del Dren X donde terminó la búsqueda el sábado; en el sector Atilio Ravicini y terminaron al final de la tarde en el puente de El Ujano, donde atraviesa la quebrada Guardagallo.
Hoy, continuarán la búsqueda.
Crecen las voluntades
El sábado en la mañana, informó el comandante del Cuerpo de Bomberos de Iribarren, Edinxon López, se concentraron en la operación 59 personas, 47 en el terreno y 12 en el COE del Parque del Oeste.
Ayer domingo, el número de voluntarios para encontrar a la estudiante aumentó. Se unieron a los rescatistas entre 25 y 30 residentes del Barrio La Lucha y 10 familiares de la niña. Se calculaba unos 150 individuos en total.
Adicionalmente, el grupo Ecorutas aportó entre ocho y 10 carros tracción 4×4 para el traslado de personal y monitoreo del estado del nivel de la corriente desde la urbanización Rafael Caldera, La Ruezga y La Peña, detalló una de las integrantes de esta organización, Ana Giannattasio.
Ecorutas es un conglomerado de familias unidas por el interés de conocer parajes nacionales vía terrestre. Sin embargo, pese a que la razón que los enlaza es básicamente recreativa, acostumbran ayudar cuando se trata de operaciones de salvamento o de movilizaciones masivas, como la procesión de la Divina Pastora, mencionó Giannattasio. De modo que solidarizarse con la misión de localizar a la niña de 11 años, perdida en las aguas, dijo Giannattasio, era imperante.
Conservan la fe
En el recorrido del tercer día de búsqueda estaban entre los parientes de la extraviada sus tíos, Yander Orozco y Taydi Angulo. Ambos se declararon creyentes de hallar a la niña viva. “Creemos mucho en Dios, que sea su voluntad”, pronunció Orozco. Se abrazan a la idea de que su sobrina haya podido refugiarse en alguna orilla y alguien la haya auxiliado.
Movidos por esa fe, los tíos pidieron a los habitantes de las comunidades que si tienen información del paradero de la niña lo notifiquen en la estación de Protección Civil o de los bomberos.
A su vez, agradecieron a los vecinos y el resto de las personas agregadas a la causa desinteresadamente por el esfuerzo y el tiempo invertido desde el viernes en la tarde, cuando la corriente arrastró a la estudiante y al hermano desde el sector Estrella de la Mañana, en el barrio La Lucha. Individualmente, dieron las gracias al chofer de una unidad de transporte público que salvó al hermano adolescente de la niña en el barrio 5 de Julio. De la acción de este hombre se enteraron por los testigos de esa barriada. El conductor vio cuando a ambos los movía la corriente y logró sacar al varón, pero a la hembra intentó asirla dos veces del brazo y se resbaló. Desde ese punto se perdió de vista, ratificó Orozco.
Inseparables
Los hermanos, ella estudiante de quinto grado en la escuela de Cerritos Blancos y él de segundo año de bachillerato en el liceo del mismo sector, son una compañía constante, inseparables, sin miedo a exagerar, dijeron los familiares a EL IMPULSO.
Él, relató el tío, siempre está pendiente de su hermana. La protege. Por eso, habitualmente la acompaña a la escuela y luego se va a clases.
El viernes 21 de abril, salieron a mojarse con la lluvia eludiendo las advertencias del peligro de acercarse a la quebrada dadas por los parientes. “Fue mitad inocencia y mitad desobediencia”, evaluó Orozco sobre el desenlace de aquella tarde.