Escuchar el nombre de Venezuela, fuera de nuestras fronteras, es algo que nos llena de emoción pero cuando eso se suma a la victoria de personas que nos representan en distintos escenarios nuestro orgullo se crece tanto, que sentimos el corazón a punto de estallar; nos pasa cuando nuestros músicos son galardonados, cuando un chef le muestra a extranjeros el sabor de nuestra tierra pero sobre todo, cuando nuestros deportistas le colocan medallas a nuestra bandera…
Hace casi un mes, se realizaron las Olimpiadas Especiales 2017 en Austria, donde Venezuela contó con un total de 22 atletas en diversas categorías y uno de ellos se encuentra acompañándonos en esta oportunidad. Su nombre es Luis Enrique Ladera Polanco, un joven barquisimetano de 20 años de edad, destacado en patinaje de velocidad. De la voz de su padre pudimos saber que es un muchacho muy activo y con mucha energía, su hobby o “tranquilizante”, como en casa lo llaman, es la computadora y además de esto, también practica fútbol, karate y bolas criollas.
La educación en casa, se refuerza con su asistencia a la Asociación Larense para el Síndrome de Down (Alasid), donde puede desarrollar sus capacidades artísticas en música, danza tradicional y otras artes. Cuando Luis inició en el mundo de los deportes, lo hizo con natación a los cinco años de edad, sin embargo, sus padres le permitieron probar distintas disciplinas hasta que encontrara una que lo hiciera sentir realmente cómodo; de esta forma y con la orientación de una profesora de deporte, a los siete años conoce el patinaje: “Poco a poco se fue amoldando y le fue gustando, eso era lo más importante para nosotros”, nos comenta su padre.
Tanto su papá como su mamá sienten un orgullo inmenso de ver todo lo que su hijo ha logrado, destacando que ha sido una experiencia enriquecedora para ambos en la que se han desarrollado, no solo como padres sino como personas:“Dicen que los hijos aprenden de uno pero hoy yo puedo decir que he aprendido mucho de Luis”.
Juntos comenzaron un camino que, sin saberlo, estaría lleno de éxitos: A los ocho años fue su primera participación en unas Olimpiadas Especiales Nacionales, celebradas en Maracaibo, donde compitió en la categoría patinaje de velocidad sobre ruedas, trayéndose dos medallas de oro y una de plata.
Cuando cumplió 10 años de edad, asistió a otras olimpiadas en Valencia trayéndose tres medallas de oro. Esta última le abrió las puertas a lo que sería su primera olimpiada internacional, dándole un pasaje directo hasta Grecia para representará nuestro país de la mano de la Organización no gubernamental (ONG) Olimpiadas Especiales Venezuela, de esta experiencia su papá nos cuenta que: “Fueron 15 días, durante los cuales pude verlo solo cuatro de ellos (durante las competencias), pues viajan con mucha seguridad y realizan diferentes actividades”. Sin embargo, nada fue impedimento para que este joven lograra conseguir una presea dorada y una de plata en el país Europeo.
Patinamos hasta Austria
De esta manera y con muchas ganas de seguir triunfando, Luis haría una nueva parada, sin embargo el nivel de exigencia para esta sería mucho mayor, Olimpiadas Especiales de Invierno Austria 2017, donde cada categoría se encontraba ambientada en la nieve y el hielo.
Si nuestro entrevistado quería participar, tendría solo dos meses para entrenarse y dominar una disciplina que, hasta ese momento, nunca había practicado, patinaje sobre hielo, su padre destaca que el reto más difícil fue “lograr que Luis se montara en los patines”, añadiendo que: “En un principio pensamos que sería algo parecido a los patines lineales, pero resultó todo lo contrario”.
Para alcanzar esta nueva meta, se pusieron como reto viajar, cada 15 días, hasta Caracas y una vez allí, dirigirse a la pista de patinaje sobre hielo ubicada en el Parque nacional El Ávila para entrenar tanto como pudieran, ante esto, quisimos saber qué habrían hecho si Luis no hubiese podido dominar los patines, a lo que su papá respondió: “Hubo un día que le dije al presidente de Olimpiadas Caracas, que si Luis no estaba preparado yo no pensaba permitirle viajar”, ante esta sentencia, el presidente de la organización intentó persuadirlo de que debía dejar que el joven viajara, pero su padre no estaba convencido ya que entiende la responsabilidad que significa llevar el nombre de Venezuela a otras latitudes: “Él va como atleta no como un turista y representa a todo un país, por lo tanto debe dar lo mejor de sí”.
Un campeón sin nada de frío
Con ayuda de sus familiares pudieron adquirir unos patines de hielo que se ajustaran perfectamente al pie de Luis, lo que permitió que en su última visita a la Ciudad Capital pudiera dominar la pista de hielo, alcanzando dos horas continuas patinando sin salirse del lugar, “En lo que él vio que podía dar una vuelta sin tambalearse, la pista le comenzó a quedar pequeña”, acota su padre.
Con una maleta cargada de energía, ilusiones, el cariño y la motivación de sus padres Luis partió a Austria con la intención de dejar nuestra bandera en alto y lo logró. Entre más de 1.300 atletas y categorías como hockey sobre piso, esquí, patinaje artístico, caminata sobre nieve y patinaje de velocidad sobre hielo, la selección venezolana logró destacar en las tres últimas, teniendo a Luis como representante en las divisiones de patinaje sobre hielo 25 metros, donde se trajo la medalla de oro con un tiempo de seis minutos y novecientas milésimas de segundos, mientras que en la de 55 metros llegó a la meta en once minutos y ochocientas sesenta y seis milésimas de segundos, demostrando que todos somos capaces de alcanzar una meta, aun cuando no tengamos los medios que nos conduzcan a lograrlo.
Muchos de ustedes se deben preguntar, como hizo este muchacho para que el clima y el cambio de horario no le afectara en su rendimiento, así que le preguntamos a su padre si tuvo alguna notificación al respecto mientras el joven estuvo en Austria y nos comentó, entre risas, que: “No creo que el clima le haya afectado, manteníamos constante comunicación con los entrenadores y cuando nos enviaban fotos, se podía ver a todos con sus chaquetas puestas, mientras que Luis la usaba en el hombro”.
Asimismo, nos cuenta que en su llegada al aeropuerto, la primera reacción que manifestó fue llorar y comenzar a exclamar “¡mamá, papá!” al tiempo que les mostraba sus medallas. También nos confiesa que se siente orgulloso, no solo de Luis, sino de todos los atletas venezolanos que a pesar de no tener los recursos, cuando salen del país lo hacen con todas las ganas de hacer un buen trabajo “Es una gran satisfacción cuando en otros países, podemos ver en un tablero el nombre de nuestros hijos y de Venezuela ocupando el primer lugar”.
“Estoy sumamente orgulloso porque él ha podido lograr lo que nosotros no hemos podido, cuando crecemos olvidamos las metas que teníamos de pequeños y muchas veces hasta dejamos de soñar, Luis no deja de asombrarnos, siempre quiere más, sin importar la situación en la que se encuentra, no se pone límites. No me considero el mejor padre pero sé que el camino por el que he guiado a mi hijo es el correcto”.
Por lo pronto, para este joven, promesa del patinaje de velocidad en Venezuela, le esperan días de descanso, sin embargo los planes no paran, así que su padre ya se encuentra ideando nuevos proyectos en los que desea incluir a más personas con capacidades especiales, que tengan talento para este deporte, en su club de patinaje especial… “Luis es el único que patina representando al estado Lara a nivel nacional e internacional y pienso que acá existen muchos jóvenes talentosos que debería tener la misma oportunidad”.
“Ellos necesitan de mucha constancia y motivación en todo lo que hacen para poder entender que se trata de una responsabilidad”, Luis Ladera padre.
“Si uno como padre se cansa, ellos también se cansan, porque no tienen una motivación que los impulse y cuando venimos a ver, ya han dejado de soñar y de fijarse metas”. Luis Ladera padre.
Información: Instagram: OEVenezuela
