Diálisis, una palabra reconocida por muchos y desconocida por otros. Se trata del tratamiento al cual debe ser sometidos los pacientes renales que no pueden eliminar de manera natural los elementos tóxicos que se encuentran en la sangre, siendo común en las personas que sufren de insuficiencia renal.
El Instituto Venezolano de Seguros Sociales (IVSS) es el responsable de enviar los insumos necesarios para lograr atender a los 18.000 enfermos renales a nivel nacional que ameritan acudir de manera interdiaria a “limpiar su sangre” a las Unidades de Diálisis.
Kits de diálisis, catéteres, líquidos para la limpieza de la máquina de hemodiálisis y otros materiales han sido suministrados por el organismo dependiente del Estado, no obstante, desde hace algún tiempo no se ha contado con la dotación de manera constante.
“Solían enviar para surtir un mes entero, ahora mandan y alcanza para dos o tres días”, expuso Daniel Colmenares, presidente de la Fundación Amigos del Paciente Renal. El mismo consideró que el Gobierno nacional a través de los distintos entes, está incumpliendo con la Constitución al no garantizar el derecho a la vida y la salud.
Y es que la falta de insumos ha generado que a pesar de tratarse de personas delicadas, se vean en la necesidad de salir a la calle para protestar y exigir que se envíen todo lo necesario para tratarse.
“Ahora por no tener todo para el tratamiento tienen que disminuir la diálisis de 4 horas a 3 horas, esto ha pasado en varias Unidades de Diálisis”, dijo Colmenares a la vez que explicó que el riñón trabaja las 24 horas del día y semanalmente sólo se tienen 12 horas, cuando mucho.
Además de esto, en el estado Lara se cuentan con 1.500 pacientes que deben distribuirse en 7 unidades, de las cuales sólo dos son hospitalarias: la del Hospital Central Universitario Antonio María Pineda (Hcuamp) y del IVSS Dr. Pastor Oropeza Riera.
Hace algunas semanas se había comentado que los cupos para nuevas personas a ser dializadas serían suspendidos. En el país deben esperar que el usuario de una máquina fallezca para colocar a otra persona en ese horario, sin embargo aparentemente esto se dejaría de hacerse de esta manera por la falta de insumos; es decir, aún con la muerte de una persona, no se le daría el cupo a otra. Esto representó un estado de alarma entre los afectados, logrando evitar que esto sucediera.
No solo el kit han dejado de percibir los pacientes, el IVSS también tiene la responsabilidad de entregar la eritropoyetina, proteína que estimula la producción de glóbulos rojos que dejan de ser producidos por el organismo. “En lo que va de año esto no ha llegado y no se puede conseguir en otra parte porque es el Gobierno el que la importa. Muy pocas veces Badan la tiene, pero debe pagarse entre 80 mil bolívares y 100 mil bolívares de manera semanal por cada inyección”, expuso el presidente de la fundación.
“¿Será más importante en Venezuela hacer un teléfono inteligente o comprar aviones de guerra que atender la salud de los ciudadanos y darles calidad de vida? Los pacientes renales estamos condenados a mantenernos en la enfermedad”.
Colmenares permaneció sometiéndose a diálisis durante 10 años, hace 5 años logró obtener un trasplante de riñón que para quienes padecen de deficiencia renal es considerado una nueva oportunidad de vida, pero ni siquiera esto es suficiente en el país; de por sí la espera es larga y ahora, quienes lograron obtener el órgano sufren por no encontrar los medicamentos antirrechazo que deben consumir de manera diaria por el resto de sus días.
Las deficiencias han generado que el presidente de la fundación haya recaído y por lo tanto, al menos una vez por semana debe tratarse. “Uno hace de tripas, corazón. Ni modo”, explicó que se trata de una lucha diaria y para el resto de sus vidas.
Lamentó el hecho de que a pesar de haber recibido “la bendición del trasplante” corra el riesgo de perderlo por las condiciones en que se encuentra la salud en el país que impide incluso acudir a otros lugares a comprar lo que ameritan, volviéndolos totalmente dependientes.
No sólo se trata del hecho de conseguir el órgano y mantenerlo, sino que además ahora no se cuenta con el equipamiento para realizar el trasplante. “La infraestructura está en malas condiciones y hace más difícil que se realice la intervención”.
Colmenares además mencionó la presión psicológica a la que deben estar sometidos por no saber cuándo se les puede acabar los insumos para realizarse tratamiento, cuánto les costará comprar los medicamentos para mantenerse o si podrán encontrarlos siquiera, asimismo para quienes esperan tener cupo para dializarse (aproximadamente 60 personas en Lara) también sufren al desconocer cuándo será su turno de ser atendidos.
Responsabilidad cumplida a medias
Los especialistas aseguran que la entrega del material que se necesita para prestar el servicio se realiza con deficiencia. “Al principio de cada mes enviaban los kits, las líneas, las soluciones y los líquidos para limpiar las máquinas, pero ha dejado de ser tan constante”, aseguró Naida Pernalete, coordinadora del servicio.
Sin embargo esta no es la única responsabilidad que le corresponde al Instituto Venezolano de Seguros Sociales (IVSS), estos también velaban por brindarle al paciente renal sus pastillas de vitamina B12 (benutrex específicamente), las cuales dejaron de recibirse y ahora fueron sustituidas por unas que tienen menos composición química y por lo tanto el efecto no es el mismo.
Los catéteres, que en ocasiones deben cambiarse incluso semanalmente, se reciben esporádicamente y su costo en casas médicas oscila por los 120 mil bolívares. La sutura para coser estas heridas tampoco se tienen, no obstante las necesidades varían conforme pasan los días.
Algunas veces los pacientes deben llevar su solución fisiológica, pero quienes hacen vida laboral en la Unidad de Diálisis del Hospital Central Universitario Antonio María Pineda intentan pedir lo menos posible.
No obstante hay cosas que se escapan de sus manos, como controlar la dieta de los afectados quienes antes recibían, también de parte del IVSS un combo con suplementos nutricionales para evitar la descompensación.
Otros de los servicios que se ofrecían eran los relacionados a procesar la sangre. “Ya no se preparan concentrados globulares que se usan cuando el paciente tiene la hemoglobina baja, desde hace dos meses deben pagarla en el banco de sangre.
Tantos las unidades hospitalarias como las extra hospitalarias realizaban los exámenes de sangre que se hacían de manera mensual, el IVSS aportaba el recurso económico para costear esto, pero ha dejado de hacerlo alegando que el aporte que se recibe no es suficiente para los gastos que se tienen, así lo informó Alfredo Francisco, médico nefrólogo.
Han sido varias las cosas que se han perdido con el paso de los años, cada vez son menos los beneficios que se tienen y por ende, son más los tratamientos e insumos que deben ser costeadas por los enfermos renales.
A pesar de que la Unidad de Diálisis del Hospital Central debería atender solo “emergencias”, estos se mantienen tratando a 47 pacientes, quienes deben acudir tres veces a la semana para limpiar su sangre. Los especialistas aseguran que la otra unidad hospitalaria, en el IVSS Dr. Pastor Oropeza Riera, desde hace tiempo ha dejado de funcionar de manera óptima, por lo cual refieren pacientes a las demás entidades.
Asumir el problema
La diputada María Teresa Pérez consideró que lo primero que debe hacer el Gobierno nacional para solventar la situación con los pacientes renales es aceptar el problema que se tiene.
“Esto es un reflejo de las crisis, del desabastecimiento, de la Venezuela donde la frase más común es que no hay”, expuso la parlamentaria.
Explicó que desde la Asamblea Nacional hace un mes y medio se estableció un acuerdo de solidaridad para apoyar a los afectados, sin embargo corresponde al ente central hacer lo correspondiente al ser éste quien tiene los convenios con los que se logra atender a los enfermos renales.
“Desde el 2015 comenzó a surgir este problema, al parecer el Gobierno no está comprometido con la salud del país”, señaló.
Asimismo informó que no solo la diálisis tiene inconvenientes, sino que además realizar los trasplantes se está complicando al no tener el buffer necesario para mantener el órgano en buen estado para la intervención.
Lamentó que por no atender el problema se haya generado incluso el cierre de la Unidad de Diálisis de la Policlínica.