Hasta hace unos tres años, entre las urbanizaciones Las Mercedes y Valle Hondo, en Cabudare, funcionó un Mercal del que se beneficiaban las familias, no sólo de ese sector sino de otros del noreste de Palavecino.
Supuestamente, a causa de las irregularidades que allí se estarían cometiendo con la comercialización de los alimentos, a alguien se le ocurrió la “brillante” idea, no de salir de los o las corruptas sino cerrar la sede.
Y como el local quedó sin vigilancia alguna, los antisociales lo convirtieron en su guarida, además de desmantelarlo por completo, llevándose mobiliarios, una enorme cava refrigeradora por completo, cables de electricidad y hasta parte del techo y paredes.
Mirtha Díaz, dirigente comunal de Las Mercedes de Cabudare, se mostró preocupada por la desidia conque quienes dirigen Mercal en Lara han actuado con respecto a este local.
“Allí ha habido desidia, egoísmo y hasta odio, porque no puede ser que sin causa justificada nos hayan eliminado ese Mercal y estén dejando perder un local que podría ser utilizado en algo positivo para las comunidades”, expresó.
Insistió en que es necesario que alguien se preocupe por hacer algo por el inmueble antes de que lo terminen de destrozar los amigos de lo ajeno, “aunque ya es poco lo que falta”.
Considera Mirtha que hasta podría ser convertido en una escuela si es que no están interesados en reactivar el mercado, como hicieron con el de La Puerta, que también cerraron por un tiempo y fue reabierto.
Invitó a quienes dirigen el CLAP en Lara a hacer una inspección al local para que se percaten de las pérdidas que el mismo representa para el país si permiten que los antisociales sigan destruyéndolo.
Pero el estado de abandono en que se encuentra lo que fue el Mercal de Las Mercedes y Valle Hondo no sólo preocupa a Mirtha Díaz sino también a quienes residen en sus alrededores pues está convertido en guarida de elementos de mal vivir que se reúnen en su interior para consumir estupefacientes y planificar hurtos o atracos en residencias y comercios de ambas urbanizaciones, así como a transeúntes pues hasta ahora, pese a que cerca se encuentra un puesto de la Policía Estadal, ningún funcionario acude siquiera en horas de la noche para, aunque sea, ahuyentarlos.