Las protestas, que han dejado ocho muertos, comenzaron tres semanas atrás cuando el Tribunal Supremo de Justicia asumió los poderes del Congreso, controlado por la oposición, y limitó la inmunidad de los legisladores.
El presidente Nicolás Maduro pidió al Tribunal revisar sus sentencias en medio de una avalancha de críticas locales e internacionales. Pero el intento de controlar al Legislativo recrudeció un malestar social de larga data alimentado por una profunda crisis económica.
Decenas de miles de manifestantes inundaron las calles nuevamente el jueves luego de que el gobierno tomó una planta de General Motors en la primera intervención de una gran compañía en dos años.
¿Cómo comenzaron?
La oposición se anotó una aplastante victoria en los comicios legislativos de 2015 en medio de la creciente frustración por el manejo de la economía. Los líderes de la oposición se comprometieron a buscar la expulsión de Maduro del poder por medios constitucionales, pero el Tribunal Supremo de Justicia -señalado de estar controlado por el gobierno- obstaculizó cada paso.
A fines de marzo el máximo tribunal emitió dos sentencias en las que asumió los poderes de la Asamblea Nacional y limitó la inmunidad de los legisladores. Aunque los fallos fueron revertidos rápidamente, los líderes de la oposición sostienen que el gobierno socialista reveló sus verdaderas ambiciones dictatoriales. El país ha visto protestas casi diarias desde entonces.
Lo que está en juego
El gran temor es que se repitan los disturbios y saqueos que sacudieron Caracas en 1989 y dejaron cerca de 300 muertos. Otra oleada de disturbios antigubernamentales en 2014 resultó en más de 40 muertos y decenas de arrestos.
Venezuela tiene una de las tasas de homicidios más altas del mundo y un enorme número de armas de fuego circulan por las calles. Estas son una gran preocupación en caso de disturbios, así como las actividades de bandas de motociclistas armados que se han mostrado leales al gobierno.
Estado de la economía
Se prevé que la economía experimente un retroceso de 8% este año y el Fondo Monetario Internacional estima que la inflación se disparará a cuatro dígitos el próximo año. Las reservas de divisas han caído drásticamente.
El petróleo financia 96% de los ingresos que recibe el país por exportaciones y la caída de los precios mundiales del petróleo golpeó duramente al gobierno, dejándolo sin fondos para atender compromisos tales como el pago de deudas con las aerolíneas extranjeras y empresas de servicios petroleros. Los precios del crudo, que subieron alrededor de 60% este año después de alcanzar un mínimo en 13 años, podrían comprarle a Maduro algo de tiempo para intentar arreglar la economía. Un nuevo préstamo de China también podría ayudar, pero el mayor acreedor de Venezuela ha dejado de otorgar créditos.
El gobierno venezolano ya ha tomado muchos activos de corporaciones extranjeras. General Motors dijo el jueves que su planta en el país había sido incautada, lo que hizo detener sus operaciones en la nación sudamericana.
Opciones de Maduro
Según las encuestas 75% de los venezolanos quieren que Maduro se vaya, mientras cerca de 20% lo apoya. Ese es el porcentaje más alto de respaldo comparado con sus pares de Brasil, Chile y Colombia. Más importante aún, Maduro mantiene un estrecho control sobre casi todas las ramas del gobierno y otras instituciones, aunque el apoyo dentro del gobernante partido socialista se está erosionando.
La oposición está dividida y ha tenido dificultades para conectarse con la gente pobre que todavía venera al fallecido presidente Hugo Chávez. Tanto los miembros radicales de la oposición como los moderados quieren mantener las protestas callejeras e impulsar nuevas elecciones generales.
Los militares
Históricamente los militares en Venezuela han sido el árbitro de las disputas políticas y algunos opositores están tratando de estimular a los jefes castrenses a tomar medidas para resolver el actual estancamiento. Sin embargo, Chávez y Maduro han sido hábiles para ganarse a los altos mandos a través del padrinazgo y puestos en el gobierno y no hay signo externo de descontento ni siquiera en los niveles inferiores.
Una pregunta sin respuesta es si los militares usarán la fuerza pesada como lo hicieron durante los disturbios antigubernamentales en 2014.