Vivimos tiempos signados por ánimos que devienen en excesos. El régimen se empeña en continuar la escalada represiva en función de irrespetar nuestros derechos y desconocer la Constitución. Ignora por completo la verdadera génesis de la crisis y centra sus acciones en la violencia como arma política para mitigar la protesta popular. El dictamen del TSJ ha desatado la ira colectiva en un país arruinado en lo económico, que busca desesperadamente canalizar su protesta en busca de la restitución del voto popular como fórmula inequívoca para dirimir diferencias y conciliar la paz. Los excesos se hacen presente en todo el territorio nacional, con muertos y heridos a manos de los órganos represivos del estado que buscan atemorizar al ciudadano y silenciar la sociedad. A Rosalinda nos jugamos, pudiéramos decir en este mar de contradicciones en el cual nos encontramos, con posiciones aparentemente irreconciliables que pudieran derivar en una tragedia sin precedentes, dadas las circunstancias geopolíticas en juego, en un complejo concierto económico de naciones dependientes de la órbita castrista, con admisibilidad de capitales de dudosa procedencia, en contra posición a los intereses del imperio del Norte que no quiere perder el acceso a las reservas de petróleo más grandes del mundo…
La protesta pacífica, democrática y enmarcada en el orden Constitucional, es infiltrada por los promotores oficiales de la violencia como arma política. El bandalaje toma la escena para saquear, destruir y confundir. El bombardeo rojo de redes, se hace viral para tratar, infructuosamente, de distraer al ciudadano y apaciguar las acciones de calle en busca del objetivo central. Los sectores radicales de la oposición, sirven la mesa para que el régimen se anote algunos puntos a favor del falso discurso de una paz simulada mediáticamente, pero que encuentra en las redes, el canal para mostrar una verdad oscura, hostil, desgarradora, que hiere el alma de la patria. La escalada protestataria se acentúa día tras día, rumbo a un 19 de Abril que luce aterrador para el gobierno.
En lo personal, no quisiera ver la solución de esto con un saldo de muertes lamentables por la intransigencia de las partes en conflicto. El hambre del pueblo es la verdadera razón de la protesta. Eso no lo resuelven ni la violencia, ni las elecciones, ni los muertos, ni los heridos, ni mucho menos los insultos de las vocerías rojas. Esto se resuelve con un gran acuerdo nacional en el marco de la abolición y el desmontaje de las restricciones económicas al sector productivo e incorporando a la masa trabajadora al cambio de paradigma requerido para reactivar la economía y la producción. Un gobierno de unidad nacional que incorpore a los mejores talentos, estén donde estén, será el único camino hacia la paz verdadera y la convivencia democrática…
Mis comentarios:
.- La protesta no va a cesar y la dirigencia opositora debe colocarse al lado del país nacional que busca el cambio…
.- El régimen ha sido exitoso en el modelo de ruina implantado para dominar la sociedad.
.- El pelón histórico está en el hecho de que la sociedad venezolana, nació, creció y se formó en democracia. Eso no lo podrá cambiar jamás la injerencia cubana…
.- La violencia oficial se ha encontrado con una pared ciudadana que ya no tiene miedo…
Adquiere la sabiduría, adquiere la inteligencia, no olvides las palabras de mi boca ni te desvíes de ellas…(Proverbios 4:5)
SERGIO BORGEL