El «sí» parece haber ganado el referéndum realizado el domingo en Turquía sobre si aprobar o rechazar las reformas constitucionales que concentrarían el poder en manos del presidente.
Con el 97% de los votos contados, el «sí» contaba con 51,4% de apoyo, dijo la agencia noticiosa oficial Anadolu.
Poco después se informó que el presidente Recep Tayyip Erdogan llamó a sus aliados para felicitarles por la victoria del «sí».
Partidarios de Erdogan salieron a las calles y lanzaron fuegos artificiales en Estambul, en momentos en que concluía el escrutinio. El líder del principal partido nacionalista turco declaró que el «sí» ganó.
Devlet Bahceli, del Partido Acción Nacionalista, dijo en un comunicado que fue «un éxito muy importante; un éxito que hace imposible cualquier rechazo o negación».
Aseguró que Turquía ha rechazado «la presión, el chantaje, la fuerza y las amenazas de todo el mundo que quería apoyar el ‘no»’.
Erdogan se declaró «agradecido» por los votantes que «expresaron su voluntad».
Sin embargo, el vicepresidente del principal partido opositor dijo que impugnará el 37% de los votos depositados.
Si gana el «sí», las 18 modificaciones constitucionales transformarían el sistema de gobierno de Turquía de parlamentario a presidencial, abolirían el cargo de primer ministro y concederían amplios poderes ejecutivos al presidente Erdogan.
Erdogan, que convocó la consulta e hizo campaña por el «sí», y sus seguidores apuntan que el sistema presidencial «al estilo turco» que se propone asegurará la estabilidad del país y que conducirá a un largo periodo de prosperidad. Pero quienes se oponen temen que el cambio lleve a un gobierno autocrático asegurando que Erdogan, que ha sido acusado de reprimir derechos y libertades, pueda gobernar hasta 2029 con un sistema con pocos contrapesos y equilibrios.
El presidente describió el referendo como una oportunidad de «cambio y transformación» cuando votó en Estambul, mientras guardaespaldas vestidos de negro y con armas automáticas custodiaban el edificio.
«Tenemos que tomar una decisión que está más allá de lo común», señaló Erdogan apuntando que espera que los votantes turcos tomen la decisión «esperada».
Para Kemal Kilicdaroglu, líder del principal grupo de la oposición y uno de los activistas más destacados en favor del «no», se trata de votar sobre el destino de Turquía.
«Esperamos que los resultados sean buenos y juntos podamos tener la oportunidad de discutir otros problemas fundamentales de Turquía», dijo.
Los centros de votación en el este del país cerraron sus puertas a las 4 de la tarde (1300 GMT), mientras que en el oeste, con más población, cerraron una hora más tarde. Más de 55 millones de los cerca de 80 millones de habitantes que tiene Turquía están registrados para votar.
En Estambul, varias personas hacían fila antes de la apertura de uno de los centros.
«Estamos aquí tan pronto para decir ‘no’ por nuestro país, por nuestros hijos y nietos», dijo Murtaza Ali Turgut un funcionario de Hacienda retirado. Su esposa, Zeynep, agregó: «Iba a venir a dormir aquí anoche para votar con las primeras luces».
Otro partidario del «no», Husnu Yahsi, señaló: «No quiero montarme en un autobús sin sistema de frenado. Un sistema unipersonal es como eso».
En otro vecindario de Estambul, un votante que se decantó por el «sí» mostró su pleno apoyo a Erdogan. «Sí, sí, sí. Nuestro líder es un regalo de dios. Siempre lo apoyaremos. Está gobernando muy bien», declaró Mualla Sengul.
En la provincial de Diyarbakir, de mayoría kurda, Mehmet Sayar no dijo qué votó, pero agregó: «Espero que el resultado sea el mejor para nuestro país porque este referendo determinará el futuro de nuestros hijos».
Helicópteros del ejército trasladaron las boletas y a funcionarios electorales a algunos distritos de Diyarbakir por motivos de seguridad, según reportó la agencia oficial de noticias Anadolu.
En la provincia sureña de Diyarbakir, tres personas murieron por una reyerta en uno de los centros de votación, informó la agencia de noticias estatal Anadolu.
Según la versión, la causa probable de la pelea es una disputa por tierras, aunque la agencia noticiosa Dogan dijo que se trató de «diferencias de opiniones políticas».
Dos personas fueron detenidas y se reforzaron las medidas de seguridad en la escuela de esa aldea donde ocurrió el incidente, informó Anadolu.
Los cambios concederían al presidente potestad para nombrar ministros, altos cargos del gobierno y a la mitad de los miembros del máximo órgano judicial del país, además de para promulgar decretos y declarar estados de emergencia. Se fija un límite de dos mandatos de cinco años para los presidentes y se les permite seguir al frente de su partido político. Las modificaciones entrarían en vigor en las próximas elecciones generales, previstas para 2019.
Erdogan, de 63 años, llegó al poder en 2003 como primer ministro, cargo que ocupó hasta 2014, cuando se convirtió en el primer presidente turco elegido de forma directa. Lleva años intentando ampliar el poder del presidente.
La votación llega en un momento con varios frentes abiertos para Ankara. Erdogan sobrevivió a un intento de golpe de Estado el pasado julio, que atribuyó a su ex aliado reconvertido en enemigo Fetula Gulen, un clérigo islamista que vive en Estados Unidos. El estado de excepción impuesto tras el fallido alzamiento sigue en vigor. Las autoridades lanzaron una amplia ofensiva contra los seguidores de Gulen y otros opositores al gobierno, calificándolos de terroristas.
Unas 100.000 personas, entre las que hay jueces, maestros, académicos, médicos, periodistas y miembros del ejército y la policía, han perdido sus empleos y más de 40.000 fueron arrestadas. Cientos de medios de comunicación y ONGs fueron clausurados.
Turquía sufrió también por una renovada violencia entre insurgentes kurdos y fuerzas de seguridad en el volátil suroeste del país, además de una serie de atentados, algunos reivindicados por el grupo extremista Estado Islámico, que opera al otro lado de la frontera con Siria.
La guerra en Siria propició la llegada de unos tres millones de refugiados al país. Ankara envió tropas a Siria para ayudar a opositores a limpiar la frontera de la amenaza extremista.
Por otra parte, la relación de Turquía con Europa es cada vez más tensa, especialmente después de que Erdogan calificó a Alemania y Holanda de nazis por impedir que ministros turcos hiciesen campaña por el «sí» entre expatriados.