Durante las festividades religiosas de Semana Santa los feligreses participaron en el popular recorrido de los 7 templos. Cada Jueves Santo los católicos buscan recordar las paradas que hizo Jesucristo antes de su crucifixión.
Como lo recordó el arquitecto Gabriel Maurulo, la sociedad asiste a las iglesias en el asueto de Semana Santa para conocer los monumentos, como un medio de distracción en estos tiempos convulsionados. Evidentemente el día jueves los templos abrieron sus entradas, decoraron sus altares, algunos con hermosas flores, escenografías y manteles; y recibieron a los religiosos que fervientemente siguieron la tradición.
Sin embargo, a pesar de que los edificios religiosos cumplen una misión importante tanto para las ciudades como la sociedad y deberían mantenerse restaurados y limpios, su cuidado a simple vista parece no ser una prioridad para los gobernantes, por la dejadez incuestionable que para muchos significa la pérdida de un patrimonio.
Los más abandonados
En la iglesia La Concepción, ubicada en la carrera 15 con calle 26, hace cuatro años el techo de madera comenzó a derrumbarse por el alto estado de descomposición. Desde entonces ha tenido una recuperación muy lenta, por los pocos recursos que ha recibido y, a pesar de que el techo ha tenido su intervención, no ha tenido un verdadero cuidado y restauración, es decir, que no solo la inversión ha sido poca sino que la mano de obra fue de tercera y los trabajos a nivel de cubierta no estaban bien hechos y corrían el riesgo de volverse a caer.
Incluso una de las estructurasapoyadas sobre el techo podría ceder porque está comida por los comejenes. Así mismo de una forma particular su estructura presenta condiciones de mal cuidado y estética que se observan internamente en la pintura y sus acabados. “Es una pena que la primera iglesia que visitan los turistas al llegar a la ciudad, dé una mala primera impresión. La forma en que se cayeron los frisos indican que la “mano calificada” solo hecha un cemento y pintura sin hacer ningún tipo de estudio que defina los verdaderos materiales que tiene una obra de esa magnitud”, expresó Maurulo.
Es un fenómeno que se repite en muchos templos de toda la ciudad. La iglesia San Francisco de Asís se realizó en 1832 sobre las ruinas de la capilla de un convento de Nuestra Señora de la Purificación de la orden Franciscana. Se deterioró tras un terremoto ocurrido en 1864 y al momento que tomaron la decisión de reconstruirla comenzó a cumplir la función de catedral a partir del año 1865. Y desde entonces el templo ha sido restaurado en distintas ocasiones a lo largo de su historia, pero sus frisos continúan cayéndose y la filtración deteriora lentamente las estructuras de la iglesia.
El santuario eucarístico Nuestra Señora de la Paz tiene como finalidad adorar al Santísimo Sacramento todos los días, desde las 6:00 de la mañana hasta las 6:00 de la tarde. El templo que anteriormente era una estructura con un techo de paja, hace más de 102 años se convirtió en un templo que posee un trabajo arquitectónico estilo gótico que alberga a la congregación Sierva del Santísimo Sacramento.
Las filtraciones en el recinto han dañado por completo la fusión de la pintura morada, rosada y gris que decoran el techo del templo, totalmente característico de su arte. La monja María Véliz, asegura que reparar el templo tiene un costo elevadísimo por la cantidad de detalles que posee y que simplemente los miembros de la iglesia no cuentan con los recursos para hacerse cargo.
“Ni siquiera el gobernador Henri Falcón cuando inauguró la plaza de enfrente, entró a visitar al Santísimo, momento en que deseamos mostrar la realidad del templo y la ayuda que necesitamos para no perder una obra de esta envergadura”, destacó Véliz. Maurulu recordó que la iglesia San Juan, a pesar de que la Gobernación intervino en su recuperación, sigue siendo pobre desde el punto de vista arquitectónico. Por su importancia sería convertido en el primer panteón regional de Jacinto Lara, pero sus modificaciones y restauraciones no lograron disfrazar el deterioro que sufre.
La cúpula de iglesia está fabricada en barro y decorada con un arte totalmente hecho a mano; estructuras que inclusive son considerados un patrimonio. Hace 10 años su párroco intentó repararla puesto las filtraciones comenzaron a abombar el material y dañar la pintura; no obstante, los trabajos no pudieron continuar por falta de presupuesto y la cúpula se ha comenzado a caer poco a poco; al igual que la fachada del templo.
Lo mismo sucede en la iglesia El Cristo. El párroco, padre Giovanni Osorio, comenta que a pesar de que hacen lo imposible por mantener el templo en buen estado, el costo de las reparaciones le dificulta la tarea. “No hemos querido tampoco hacer ningún de solicitud últimamente porque conocemos las situaciones del país, la crisis económica que atraviesa y estamos conscientes que no existen los recursos para estos gastos”.
En el templo de Altagracia los pisos de granito han cedido un poco su horizontalidad y están desnivelados por su forma estructural. Para repararlo unos impermeabilizadores bloquearon las ventanas que se utilizaban para iluminar; la consecuencia de que no se cumpla el debido proceso de ventilación, además de que la iglesia posee un aspecto oscuro, es que el moho ha invadido parte del lugar.
No todas las iglesias atraviesan una crisis estructural, los miembros de la iglesia San José son azotados a diario por la delincuencia. Los bombillos que los feligreses compraron hace un mes para iluminar la plaza fueron totalmente robados. La misa de 6:00 de la tarde fue eliminada puesto que apenas cae la noche los alrededores de la iglesia se convierten en una guarida de vagabundos, alcohólicos, ladrones y vagabundos.
“En Semana Santa la iglesia siempre estaba llena pero ya casi nadie viene por el temor a que los roben. Se ha perdido por completo el respeto y este es un grado de abandono que muy pocos denuncian pero es igual de alarmante”, comentó el catequista juvenil José Rodríguez.