Esta semana, para la Iglesia católica corren los días previos al triduo pascual, es decir, la “preparación para la muerte y resurrección de Jesucristo”, como lo explicó el rector del templo de la parroquia San Pedro, Javier Sangronis, al terminar la misa del lunes, cuando la liturgia recuerda el episodio del vía crucis en el cual Cristo es atado a la columna y lo azotan.
“Para nosotros los católicos la Semana Santa significa que Cristo ha marcado nuestras vidas por la muerte y resurrección”, dijo el sacerdote respecto a estos días que, acotó, deben están marcados por el recogimiento, la oración, la reflexión y recordar que Jesús dio la vida por la humanidad.
Los primeros días de la semana (lunes, martes y miércoles), amplió Sangronis, son de preparación al triduo pascual, que es jueves, viernes y sábado en la noche “para entrar en la victoriosa resurrección de Cristo, el domingo”.
“Sobre todo en los días que nos toca vivir, el triduo pascual es muy importante porque nos trae la celebración del amor. Cristo nos dijo ‘ámense los unos a los otros’ el jueves santo, lavó los pies a los discípulos e instituyó la eucaristía y el orden sacerdotal. Luego, llega el viernes de dolor, cuando Cristo extiende los brazos en la cruz para salvarnos, pero todo dolor trae siempre una victoria en Cristo Jesús para los cristianos. El sábado es un día de silencio porque se recuerda que Cristo murió y es en la noche en la vigilia cuando se celebra que Cristo venció la muerte”, abundó el presbítero, quien presidió la eucaristía de ayer, acto litúrgico acompañado de la música de los grupos A Cuatro Voces y Clave de Dos.
Desde el comienzo de la Semana Mayor la feligresía, afirmó el párroco, ha acudido masivamente a la iglesia San Pedro. Cree Sangronis que para orar y “nutrirse del Espíritu Santo y a pedir fortaleza para no cansarse”, porque no pierden la fe en Cristo ni en el país, dada la convulsión actual en las calles de Barquisimeto y otras partes de Venezuela.
A la sociedad invitó a mantenerse en pie con fe y no dejarse dominar por la tristeza: “Es muy fácil deprimirse y la tristeza no viene de Dios, viene del maligno (…) El ideal es luchar con esperanza, es saber que todo va a salir bien, saber que nada es eterno, que todo tiene su final, pero en Cristo Jesús (…). Si hemos de llorar, que sean lágrimas de esperanza porque se van a convertir en alegría”.