No es una denuncia porque ya son casos rutinarios que pasan por arriba de los consumidores, víctimas a granel, y que agachan la cabeza con un suspiro profundo porque no hay ley que penalice las ofertas engañosas que hacen en algunos hipermercados de la región.
Es constante ver en los pasillos de un establecimiento de autoservicio de grandes dimensiones donde se vende toda clase de productos ubicado en la avenida Libertador, frente al Parque del Este, a consumidores soberbios porque una vez cancelada la factura, al rectificar sus cuentas aparece un cobro excesivo de más del 100 por ciento, que no se compadece con los precios exhibidos al pie de los anaqueles.
Con voz propia les cuento uno de esos casos rutinarios. Mi esposa hizo compras en la sección de verduras y pagó la cantidad de 15 mil y algo más, cuenta exagerada que al rectificar tenía un monto de sólo 7 mil bolívares.
De regreso llamaron a una supervisora quien al aparentemente explorar, detectó la falla y su excusa fue que esos aparatos mecánicos o electrónicos que permiten calcular y registrar transacciones comerciales, e incluye un cajón para guardar dinero, tenían problemas porque no reconocían los precios de las ofertas.
Procedieron a eliminar el ticket de pago que se hizo por tarjeta, según el cual el punto le devolvería su monto al cabo de 48 horas, pero le hicieron volver a cancelar la nueva cifra, o sea, pagó 3 veces lo adquirido, unos 22 mil bolívares.
En este peregrinar se presentó otro supervisor quien expresó tajantemente que ese era el lapso para reintegrar el dinero y que lo sentía mucho. Dio la espalda con esta recomendación: “Ustedes verán que decisión toman”.
¿Cuántas personas fueron timadas antes de este incidente quienes no revisaron sus tickets de pago y que, por supuesto, cancelaron una cantidad mayor?
En el tiempo descrito el dinero fue reembolsado por el banco, pero durante ese lapso no se pudo movilizar la cuenta en prevención de cualquier detalle que extraviara el proceso, porque como siempre, el pez grande se come al chiquito.
Si los supermercados no respetan precios de productos en ofertas y cobran lo que quieren a los consumidores en las cajas, ¿la Superintendencia Nacional para la Defensa de los Derechos Socioeconómicos de Venezuela, creada para velar por el cumplimiento de la Ley Orgánica de Precios Justos, a través de fiscalizaciones e inspecciones habrá investigado a este local?
Si no es intencional el error de las cajeras, ¿por qué no hay una supervisión diaria de los equipos que registran los precios del producto? Será cierto que hay muchos casos similares a éste que se presentan a diario en este lugar bajo escándalos delante del público?
Muchos establecimientos de esta naturaleza enfrentan hoy graves denuncias de sus clientes, quienes con “voucher” en mano, confirman que existen tiendas que cobran precios diferentes a lo ofertado.
Ante esto, la pregunta: ¿Quién protege al consumidor? ¿Quién vigila que las máquinas de los supermercados cobren los precios que se ofrecen al público y no sobrecargados? ¿Qué está sucediendo en los supermercados del país?
¿Quién niega que Venezuela es un bochorno?