A 15 años de un golpe de Estado (2/2)

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El sábado 13 mientras las elites golpistas celebraban en Miraflores en toda Venezuela emergía un movimiento de insubordinación apoyado inmediatamente por los militares, que mientras los medios de comunicación colocaban comiquitas como si en el país no pasara nada ellos resistían a la elite militar traidora y buscaban el paradero del presidente. Ya en la tarde del sábado 13 los hechos estaban marcados, comenzaron a huir los buitres de Miraflores, la población afuera y los jóvenes militares adentro hicieron posible el retorno del gobierno constitucional. Horas de angustia hasta que se pudo rescatar al presidente y llevarlo en la madrugada del 14 nuevamente al palacio presidencial.

El Presidente asumió parte de sus responsabilidades de esta crisis, y llamó al entendimiento. Sin embargo poco tiempo después el desespero y la ambición de los opositores salen a la palestra con el paro económico que se inicia el 2 de diciembre del 2002. Paradójicamente esta paralización que produjo un profundo daño a la población Venezolana que no tuvo acceso a productos de primera necesidad, al transporte, que vieron como se les fue robada sus navidades, sin embargo este pueblo se mantuvo estoicamente y acrecentando formas de relaciones comunitarias para sobrevivir a la crisis. Este paro que perseguía la inestabilidad del gobierno por el contrario contribuiría con la legitimación del gobierno de Chávez.
Para quienes aún dudaban sobre el papel del pueblo en la restitución de Chávez al poder el 14 de abril, aquí en adelante ya no quedaba ninguna duda. Esta crisis del año 2002 y 2003 que trajo profunda consecuencias en la economía nacional, perdiéndose por lo menos diez mil millones de dólares, pero permitió desarticular la oposición de la vieja guardia de los tradicionales partidos políticos y sindicatos que dejaron claramente marcado su irrespeto a la decisión del pueblo, su irresponsabilidad al no asumir su compromiso con los sucesos del golpe de estado de abril del 2002 y el paro genocida del 2003. El proyecto político de Chávez sale fortalecido, el apoyo popular es evidente y éste se reafirmaría en agosto del 2004 cuando un 60% de la población después de casi 5 años en el poder legitiman nuevamente al presidente en referéndum popular.

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No tenemos la menor duda en afirmar que el golpe de estado de abril del 2002, el paro petrolero de finales de ese año y el respaldo popular que obtuvo el gobierno frente a esta arremetida, fueron los condicionantes que presionaron para asumir una postura más radical. En el año 2003 surgen las misiones educativas, de salud, para atacar los problemas de los excluidos, allí comienza una verdadera explosión social con la concientización y formación socio política de la población, que comienza a estimular la participación activa de esa sociedad adormecida por el rentismo y manipulada por el populismo. No es hasta abril del 2005 cuando por primera vez el presidente Chávez aviso de la posibilidad de enrumbar a Venezuela por el socialismo del siglo XXI. Hasta esa fecha había un discurso nacionalista con profunda vocación humanística y cristiana, pero profundamente ecléctico. A pesar de unas reformas legales hasta ese momento el proyecto de gobierno no estaba claramente definido, había ya un discurso anticapitalista pero no estaba constituido el proyecto del país.

Hoy en Venezuela aún prevalece el modelo capitalista, el socialismo es un proyecto en construcción: la economía de mercado, la propiedad privada, la legislación y lo más importante hasta la cultura es aún capitalista, abolirlas es tarea nada fácil. Por un lado los enemigos internos aunque debilitado en su organización siguen teniendo el poder económico y lo más importante la alianza con el gobierno Norteamericano. Pero paralelo a esto existen muchos males internos de resistencia cultural que tienen que ver con la deficiente formación y el inevitable proceso de alienación. El enemigo externo es claramente visible, el interno es más peligroso, el que está junto a nosotros y dentro de nosotros. El no tener claro aún hacia dónde vamos y cómo hacerlo no creo que sea el mayor problema, lo más importante es el asumir la verdadera transformación y el compromiso a transformarse asimismo.

Pedro Rodríguez Rojas-

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