¡Viva el hijo de David, bendito el que viene en nombre del Señor, viva el Altísimo!, habrían gritado los vecinos de Jerusalén, portando palmas, aquel día cuando Jesús, sobre una mula, entraba triunfante a la ciudad para lo que sería el inicio de su pasión.
Este domingo, el mundo cristiano celebró la festividad litúrgica del Domingo de Ramos, cuando en cada iglesia se produce la bendición de las palmas, un sacramental que nos vincula a Jesucristo.
En esta oportunidad el color de la liturgia en cada misa es el rojo representativo de la sangre.
La jornada del Domingo de Ramos es considerada como una de las más intensas de la Semana Santa, así como las del Jueves y Viernes Santo y Domingo de Resurrección.
En Barquisimeto y todo el estado Lara en general, los templos se colmaron de fieles portando las ramas que serían bendecidas por los sacerdotes y que serán guardados durante meses en cada hogar.
En la iglesia Inmaculada Concepción, el padre Alfonso Rojas, recordó la entrada de Jesús a Jerusalén y se refirió a “los hermanos que padecen hoy de una justicia terrena equivocada”.
Dijo que “Jesús nos enseña que el hijo de Dios viene de la humildad, de la paciencia que sólo podemos recibir del Señor”.
También habló de la traición de la cual fue víctima por parte de Judas Isacariote, así como de la mentira.
“La mentira se debe transformar con la fuerza de la oración de Cristo, profunda, que nos acerque al Reino de Dios”.
Rojas recordó que Jesús no le tuvo miedo a la pasión, por muy dolorosa que fuese”.
Durante el oficio religioso el padre Alfonso Rojas caminó entre los fieles rociando con agua bendita las palmas que portaban los asistentes mientras entonaban los cantos de alabanzas.
“Levantemos nuestras palmas en señal de que no estamos solos”, expresó.
Sobre este acto, monseñor Antonio López Castillo, arzobispo de Barquisimeto, en la Página Arquidiocesana, de EL IMPULSO, llamó a la sencillez diciendo, “con mis obras mostraré mi fe, iniciando desde nuestra convicción el acompañar a Cristo litúrgicamente en su pasión, muerte y resurrección, peregrinando con la palma de su victoria y cantando, Bendito el que viene en nombre del Señor”.
Este lunes, la iglesia Católica celebra el misterio de Jesús atado en la columna, con las confesiones a las 5 y Santa Misa a las 6 en la Catedral.
