¿Quién la posee?
¿Qué desigualdad existe entre el presidiario homicida y el hombre libre y honesto?
Os digo: el sicario pierde la libertad de sus actos cuando su atadura y su condición de prisionero le impiden continuar sus delitos.
El hombre libre y honesto siente su libertad mientras está atado a su conciencia y a sus actos decentes.
Es igual a la sombra que nos acompaña toda la vida.
Cuando te colocas al amanecer del lado derecho, de frente al Sol, y te fijas hacia el lado izquierdo, vuestra sombra aparecerá gigante, larga.
En la medida en que los rayos del Sol cambian su trayectoria, vuestra sombra continuará su dimensión hasta llegar más tarde a su mínima expresión.
Vuestra conciencia es igual a la sombra en su máxima expresión, cuando al amanecer, frente al Sol, respiramos el aire puro, iniciando el día con entusiasmo y fortaleza. Vuestra conciencia es gigante y pura, vuestro proceder es digno de admiración.
Cuando la conciencia va disminuyendo en la medida en que disminuye vuestra sombra, vuestra conciencia llega a su mínima expresión, los actos se vuelven pugnables.
Os digo: ¿Qué elegiréis?: Pararse frente al Sol en el amanecer, respirando el aire puro, da sensación de libertad a la mente y al cuerpo. ¿O acaso elegiréis estar debajo del Sol ardiente, y vuestra mente y vuestro cuerpo agobiados y apresados?
Cuando la conciencia está pura, la mente está atada a la honestidad. Entonces percibes la sensación de libertad.
Salomón Zammar