Los habitantes de las dos parroquias del norte del municipio Iribarren, a la fuerza, parecen estar resignados a vivir sin los más indispensables servicios públicos a plenitud, comenzando por el transporte colectivo y el agua potable por tuberías.
“Para todos los gobiernos, municipales y regionales, pareciera como si nosotros no votáramos y por eso no tendríamos los mismos derechos que los de otras parroquias de Iribarren”, dice, de manera tajante, Xiomara Guanipa, luchadora social de Tamaca.
Para ella, igual que para muchos de los más de 100 habitantes de la parroquia, cada día no se inicia al amanecer, cuando sale el Sol, sino mucho antes, de madrugada, sobre todo si debe trasladarse al centro u otro sector de Barquisimeto por razones de trabajo, estudio o alguna diligencia oficial.
Son muchos los casos de familias cuyos padres o madres sólo se reúnen con sus hijos los días sábado y domingo porquer salen de madrugada y regresan tarde en la noche.
Pero el sábado o el domingo “deben hacer colas para comprar comida o medicinas”, señala una ama de casa.
Refiere que dependen de varias rutas del transporte colectivo para movilizarse, pero, debido a la forma anárquica como operan son víctimas de todo tipo de atropellos.
“No todos los transportistas, pero sí muchos de ellos”, aclara.
Son constantes las denuncias sobre cobros excesivos de los pasajes, a veces hasta más de mil bolívares después de las cuatro de la tarde, “o a la hora que les dé la gana”, afirma un usuario.
Con respecto al agua, Xiomara considera que han sido víctimas de engaños por parte de autoridades municipales, regionales y nacionales, pues comenzaron la llamada Matriz Norte, dependiendo de Yacambú, y ya todos saben lo que ha pasado con esa obra.
“La Matriz Norte ha sido una mata de demagogia para alcaldes y gobernadores”, señala.
Y como en Tamaca no llega agua por tuberías, tienen que depender de los cisterneros, quienes también ponen sus precios a cada tanque, además de que no siempre el líquido que entregan es plenamente apto para el consumo humano.
Pero, además de la falta de transporte colectivo eficiente y agua, Xiomara Guanipa, señala otros problemas que padecen los residentes en Tamaca, como son la vialidad, urbana y rural, la falta de drenajes, redes cloacales, alumbrado público y seguridad, “y en invierno las inundaciones que se presentan en muchos sectores por falta de limpieza en bucos y quebradas.
Pero si Tamaca tiene serios problemas por los deficientes servicios públicos, en El Cují no hay mucha diferencia, como lo ha planteado Sigfredo Nieves, uno de los principales fundadores de la parroquia donde también residen unas 100 mil personas.
Considera que uno de los principales problemas es la falta de agua, que esperaban se solucionara con la construcción de la Matriz Norte.
Recuerda que la obra la inició la gobernación, e incluso, el mandatario regional, Henri Falcón, encabezó un acto en El Trompillo en el que garantizó el suministro de ese elemento indispensable en todo hogar.
Cuando ya se había avanzado unos cuantos kilómetros, el entonces ministerio del Ambiente, a través de Corpolara, asumió la continuación de la obra, pero lo que hizo fue paralizarla, e incluso, la tubería que estaba asignada al sistema, que permaneció por años abandonada en un caserío de la carretera vieja hacia Yaritagua, Enmohca la mandó para otra parte.
Ahora, en El Cují y Tamaca perdieron toda esperanza de contar con el servicio y quedaron dependiendo de los dueños de camiones cisternas que les venden cada tanque a precios exagerados cuando hay algún problema con la distribución por parte de la alcaldía o Hidrolara.
Nieves también considera necesario intervenir para resolver el problema de las deficiencias y abusos de los transportistas.
“Las quejas son muchas y aunque los cobros excesivos se le atribuyen sólo a los ‘piratas’, también incurren en ellos muchas de las rutas oficiales, además de que el servicio de Transbarca no cubre las espectativas para las que fue creado.
Es por ello que los parroquianos de El Cují y Tamaca exigen abrir vías alternativas para que sus traslados hacia y desde el centro de Barquisimeto no sean tan traumáticos.
Más de 30 años de espera
Las parroquias El Cují y Tamaca, que conforman el norte de Barquisimeto, fueron decretadas el 24 de noviembre de 1987 como tales por el hoy Consejo Legislativo, gracias al empeño puesto por un grupo de mujeres y hombres entre quienes estaban Juana Pineda, Sigfredo Nieves, Juancito Suárez, Xiomara Mujica, Ender Silva y los hermanos Chirinos, entre otros.
Cada una está conformada por más de 100 sectores residenciales.
Destacan, por Tamaca: el centro, Carorita, Cordero, El Potrero, Las Tunas, Romeral, Las Delicias, La Plazuela, Retén Arriba y Abajo, El Cardón, Nonavana, Los Naranjillos, Las Sábilas, El Pampero y La Plazuela.
Por El Cují: El Jayo, Las Veritas, Rómulo Gallegos, Prados del Norte, Sabana Grande, Las Nieves, El Cardenal, Los Semerucos, Valles de Uribana, Andrés Bello, Las Tunitas, Las Veritas y Pueblo Lindo.
Entre las rutas y rapiditos del transporte público de las que dependen sus habitantes están las 17 y 18, Sabilaka, San Juan, Línea Duaca, Amados de Dios, Alas del Norte, Dubarca y Ruta 3 (Rastrojitos), algunas de las cuales no tienen control alguno por parte de la AMTT ni la Policía Municipal de Iribarren, por lo que cometen todo tipo de atropellos contra los usuarios.
“Son 500 bolívares y quien no quiera pagarlos no se monta, o se bajan”, es la frase más común entre algunos de los conductores de esas unidades, de acuerdo a denuncias de usuarios.