La estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) comenzó a pagar 2.182 millones de dólares de deuda que vencía en abril, lo que según analistas reduce los temores a un default, pero avizora una drástica reducción de importaciones que agravaría la escasez de alimentos y medicinas.
PDVSA, que aporta 96% de las divisas del país, informó que el próximo miércoles sus inversores tendrán «disponible en cuenta» el pago de capitales e intereses del bono 2017, con un cupón (interés periódico) de 5,250%, según un comunicado emitido este viernes.
El pasado martes también inició las transferencias bancarias correspondientes a los intereses de bonos 2027 por 81 millones de dólares (5,375%), y 2037 por 41 millones, añadió (5,500%).
La principal compañía venezolana subrayó que, con estos pagos, «demuestra su robusta capacidad productiva» y «solvencia».
El anuncio se produce en momentos de alta tensión por protestas de la oposición contra el gobierno del presidente Nicolás Maduro, enfrentado a una severa crisis económica que se agravó con la caída de los precios del crudo a partir de 2014.
A raíz de ello, el país con las mayores reservas petroleras del mundo redujo las importaciones, generándose una aguda escasez de alimentos básicos y medicinas que se combina con una inflación que según el FMI escalará a 1.660% al cierre de 2017. Venezuela lleva tres años de fuerte contracción económica.
La crisis minó la popularidad del heredero político del fallecido mandatario Hugo Chávez (1999-2013), cuya gestión rechazan siete de cada diez venezolanos, según una encuesta realizada en marzo por la firma Venebarómetro.
Desabastecimiento al alza
Economistas consultados por la AFP señalaron que, a pesar de los pagos, el flujo de caja del país «sigue muy comprometido», pues entre octubre y noviembre PDVSA tendrá que cancelar otros 3.433 millones de dólares de deuda.
«Desaparece el riesgo de default de abril, pero el tema con Venezuela se debe ver pago a pago», dijo Asdrúbal Oliveros, director de la consultora Ecoanalítica, que estima en 9.000 millones de dólares el déficit fiscal del país para 2017, calculado con el petróleo a precio de 42,5 dólares por barril.
Para Jesús Casique, director de la firma Capital Market, «el gobierno apuesta a que el precio del barril se siga incrementando» para honrar sus compromisos. Este año promedia 44,68 dólares.
Sin embargo, esa expectativa podría frustrarse debido a que, según Oliveros, «no hay recuperación de precios petroleros a la vista».
Además, la producción de crudo de Venezuela sigue en caída.
El país caribeño colocaba en el mercado 2,27 millones de barriles diarios (mbd) al cierre de 2016, frente a 2,65 mbd en 2015 y 2,68 mbd en 2014, de acuerdo con la OPEP. El retroceso comenzó en 2008, cuando producía 3,2 mbd.
Casique considera, no obstante, que el gobierno evitará un default a costa de mantener la reducción de importaciones, de las cuales ha dependido históricamente Venezuela, ahora con un aparato productivo anémico por los férreos controles de precios y del mercado cambiario.
De ese modo continuaría el desabastecimiento, que estimaciones privadas estiman en 68% en alimentos y 85% en medicinas.
Según Ecoanalítica, al cierre de 2016 las compras externas cayeron 45%, ubicándose en 20.064 millones de dólares. La contracción fue de 72% entre 2012 y 2015, mientras que en el primer bimestre de este año alcanzó 29% frente a igual período de 2016.
«Es previsible que este recorte agresivo de importaciones se mantenga, a pesar de que ya les cuesta políticamente», afirmó Oliveros.
PDVSA se ve obligada a vender la mayor parte de sus divisas al cambio oficial más bajo, de 10 bolívares por dólar (440 veces menor al del mercado negro) para subsidiar la importación de alimentos y medicinas.
Ello, según expertos, le resta competitividad al afectar las inversiones para el mantenimiento de instalaciones y la exploración.
Asimismo, desde hace más de una década la empresa asumió el financiamiento y en algunos casos la organización de amplios programas sociales.