“El puente Santa Rosa, especialmente el viejo, en sentido sur-norte, que data de hace más de 70 años, está en riesgo, y los trabajos que han estado realizando allí no son los más convenientes”.
En eso coincidieron este miércoles los ingenieros Rubén Hurtado y César Albahaca, quienes, junto a sus colegas Néstor Méndez, Erasmo Martínez y Daniel Antequera, conforman un equipo de trabajo del CIEL que adelanta un estudio sobre la situación de los puentes en la entidad.
Este jueves hicieron una nueva inspección en la parte inferior de la estructura y pudieron constatar las fallas existentes, sobre todo profundas y extensas socavaciones en la llamada Loza de Simacio, una especie de tobogán de concreto que suaviza la caída de las corrientes de agua.
En la parte baja del viejo puente existen enormes cuevas que, de no procederse con tiempo, ponen en peligro las bases que lo sostienen.
Explicaron que en el 2012, a instancias de Invilara, conocedores de la materia elaboraron un informe en el que advirtieron sobre lo que podría ocurrir si no se tomaban medidas para impedir que se profundizaran los daños.
Para Hurtado y Albahaca, parte de las fracturas que presenta la estructura se deben a la falta de coordinación entre los organismos nacional y regional (MTT-Invilara), a los que compete, para ejecutar las obras que sean necesarias.
Recordaron que cuando Invilara hizo las modificaciones en la redoma de la Divina Pastora también tenía proyectado hacer algo en el puente, pero desde el Gobierno nacional advirtieron que eso no era de su competencia.
Vecinos de Yacural informaron a los ingenieros que hace pocos días llegó al sitio una maquinaria para adelantar unos trabajos.
“Esas obras no son las necesarias en estos momentos porque lo único que han hecho es destruir parte de los ‘visitadores de energía’, o sea los bloques de concreto utilizados para aminorar la fuerza de la corriente”, dijeron.
El grupo de trabajo elaborará un nuevo informe que presentará al Colegio de Ingenieros para que se inste al Gobierno nacional a adelantar las obras que sean necesarias, recomendadas por técnicos en la materia.
Hurtado y Albahaca consideran que el riesgo en que se encuentra el puente de Santa Rosa, por el que diariamente pasan miles de vehículos, incluyendo muchos de carga, obliga a actuar preventivamente porque lo que se ve arriba no es lo mismo que puede verse abajo, donde los socavones se profundizan con cada aguacero que cae en las cabeceras del río Turbio.
Insistieron en que los ministerios de Tránsito Terrestre y de Ecosocialismo y Aguas (anteriormente del Ambiente), deben ponerle más atención y actuar preventivamente, no esperar a que ocurra un desastre.
