Séptimo Día

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La educación en el país se ha venido deteriorando en los últimos tiempos, producto de una errada concepción, al confundir la buena calidad de la formación educativa con la masificación de la misma.

Es así como por años la educación pública siempre fue calificada como muy buena, apolítica, sin exclusiones de ningún tipo, con una docencia de alta calidad y responsabilidad en la trasmisión de conocimientos.
También eran tiempos cuando existían las escuelas normales para la formación de maestros de educación primaria, las escuelas técnicas de donde egresaban los técnicos medios en distintas carreras científicas, y qué decir del Instituto Nacional de Capacitación Educativa (INCE), para ampliar o completar la formación profesional de los trabajadores.

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Pero en estos últimos 18 años todo se derrumbó en el sector de la educación, y buena parte de la infraestructura educativa tradicional fue desmontada, dándole paso a las “misiones”, con el propósito de masificar el proceso educativo, colocando de lado su calidad, contenido, “pensum” de estudio y duración del período de formación.
A partir de entonces nos ha tocado presenciar unos masivos actos de graduación, tanto de las “misiones” como de la Universidad Nacional Bolivariana y la Unefa, egresando a una serie de profesionales con muchas carencias y debilidades, como es el caso de los médicos integrales comunitarios o médicos “exprés”, a quienes solamente el Gobierno nacional se atreve a proveerles empleo.

Por otra parte se ha convertido en un lugar común la dañina practica de pretender “adoctrinar” e “ideologizar” a docentes y educandos, llevando la política a los salones de clase, sin hacer distingo del nivel de escolaridad, género y edad, incorporando textos y manuales escolares, con la clara intención de alterar nuestro legado histórico y darle un rol protagónico a personajes de la revolución, buscando con ello distorsionar el gentilicio a la generación emergente, así como también el permanente acoso y hostigamiento a la educación privada.

Otra circunstancia que ha contribuido al deterioro de la educación, pública y privada, se refiere a la diáspora migratoria de docentes con excelentes credenciales profesionales, los cuales se encuentran en una calamitosa situación social y económica, no acorde con la calidad educativa que imparten a los educandos, y con un oscuro panorama presente y futuro, que abarca también a sus familias.

De tal manera, que vemos muy pocas posibilidades de reimpulsar la educación, bajo la concepción política actual, donde se ha llegado al extremo de convertir al otrora eficiente INCE, en una especie de escuela del “socialismo revolucionario”, y los docentes en “bachaqueros” y patriotas cooperantes del régimen “comunista” que nos gobierna y educa a las nuevas generaciones. Valor y pa´lante.

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