Al grito de ¡calle y más calle! inició la sesión especial del Parlamento nacional este sábado, cuyo objetivo era recordarle al Gobierno nacional que el “recule” no es válido porque el Tribunal Supremo de Justicia ya cometió el delito de tomarse atribuciones que no le corresponden.
Desde la plaza Brión de Chacaíto, en Caracas, el presidente de la Asamblea Nacional (AN), diputado Julio Borges, en compañía de la ciudadanía, aseguró que el Primer Mandatario quiere hacer creer al mundo que se han equivocado con las dos últimas sentencias que emanó el Poder Judicial, para intentar corregir lo que fue catalogado como un golpe de Estado.
“No es verdad que el Tribunal echó para atrás la decisión. Ellos pretenden maquillar un muerto, ya dieron un golpe de Estado que no pueden corregir. No crean que tachando una palabra en esa sentencia, corrigen el entuerto. Lo que hicieron esta semana fue la culminación de un atentado contra la República que inicio hace años”, dijo.
Mientras que el parlamentario Tomás Guanipa, calificó de show el Consejo de Defensa Nacional que convocó el Jefe de Estado por cuanto no existe una diferencia entre las instituciones, sino una violación de la Constitución. Pese a que únicamente estaba pautada la concentración, Guanipa anunció que, una vez concluyera la sesión especial, se dirigirían a la Defensoría del Pueblo para exigirle a Tareck William Saab su posición al respecto.
Movilización
Aunque funcionarios de la Policía y Guardia Nacional estaban alertas, los manifestantes lograron tomar la autopista Francisco Fajardo para dirigirse al centro de la ciudad, donde se ubica la Defensoría del Pueblo. A la altura de Plaza Venezuela, los piquetes ya estaban dispuestos para impedir el paso. Frente a ello, los diputados Carlos Paparoni, Juan Requesens, Ismael García y algunos militantes, decidieron subirse a las rejillas metálicas que estaban instaladas a lo largo de la autopista. Minutos después, retrocedieron para tomar vías alternas que permitieran alcanzar la meta, sin embargo, la GNB y la PNB lanzaron bombas lacrimógenas, las cuales afectaron a los diputados José Guerra y Amelia Belisario. Ante el panorama, las personas se fueron dispersando y retirando del lugar, a pesar de que algunos, sobre todo los jóvenes, manifestaban su deseo de atravesar los cordones de seguridad. Otros aprovecharon para gritar consignas a los funcionarios: los roban y los matan, y ustedes no hacen nada.