Distinto a otros días cuando las precipitaciones arrecian y confinan a las personas a no salir de casa, ayer, la naturaleza inquietó a los barquisimetanos porque en la tarde comenzaron a notar que el río Turbio estaba por encima del nivel habitual y el caudal corría enfurecido.
La cantidad de agua, separada por unos 10 metros de la superficie del puente Macuto, y la fuerza de la corriente arrancando ramas de árboles del borde del canal despertó la curiosidad de las personas, varias de las cuales se detuvieron en algunos tramos de la avenida Ribereña y sobre el puente Macuto para observar.
Por la forma como había transcurrido el día, varios habitantes de los sectores cercanos recordaron la tragedia de abril de 1999, cuando se desplomó el puente. En aquel acontecimiento, rememoró Domingo Orellana, tío de dos de las víctimas de ese accidente, fallecieron los esposos París, quienes atravesaban el puente cuando cedió. También, cayeron al agua otros seis habitantes del sector San Martín, murieron cuatro y sobrevivieron dos.
Pese a aquel episodio, Orellana miraba con tranquilidad el caudal, ayer, porque “este puente es más seguro”, afirmó. La certeza fue ratificada por el director de seguridad y orden público, Edilberto León. La autoridad dio garantía de que, por ahora, no hay riesgo de desbordamiento e informó que la crecida se debe a la lluvia constante en la cabecera del Turbio.
Anegaciones y viviendas afectadas
El clima lluvioso provocó anegación en las calles y avenidas, derrumbes de un par de viviendas e inundaciones menores en otras.
Al Cuerpo de Bomberos de Iribarren reportaron daños en cuatro casas de paredes de latas y habitadas en total por 12 personas en el barrio La Batalla, al oeste.
De ese mismo lado de la ciudad, pero en Villa Productiva II, varias familias padecieron porque el agua se internó dentro de los ranchos y en otros, como en el caso de Fátima Márquez, la humedad provocó que el pozo séptico cediera y las cloacas colapsaron.
En otras moradas, como la ocupada desde hace seis años por Leydi Amaro, su esposo y tres hijos menores de edad las consecuencias fueron un poco más graves. Unos bloques apilados cayeron sobre la pared de láminas de zinc de la casa de Amaro y el televisor se rompió muy cerca de donde estaba uno de los niños.
Por lo regular de esta situación cuando llueve, los habitantes de la zona pidieron asistencia del presidente de Corpolara, Luis Reyes Reyes, quien ha atendido otros sectores de la misma comunidad, pero nunca esa etapa de Villa Productiva.
Los bomberos también atendieron inundaciones en el sector Villa Esperanza II y en Tierra Negra; anegación de vías públicas en la calle 29 con carreras 34 y 35, en el barrio La Nueva Paz, en la calle 29 con carrera 8, en la avenida Libertador con calle 29, en la Zona Industrial III y en Jacinto Lara; además, el derrumbe de la calzada en la bajada de Santa Rosa.
En Quíbor y en el sector 12 de Octubre Barquisimeto dos viviendas de bahareque se vinieron al suelo y ninguno de los seis ocupantes salió lesionado, aseguró León. Entre tanto, en la carretera de Buena Vista un tramo se mantuvo cerrado por deslizamiento de tierras.
Para actuar ante las emergencias se echó a andar el programa de reacción inmediata, el cual reúne a las instituciones de seguridad, atención social e infraestructura. “Estamos en alerta porque en las próximas 48 horas continuará la lluvia”, afirmó el director de seguridad y orden público.