ENCONTRAR, MOTIVAR Y ORGANIZAR LOS RECURSOS HUMANOS
“El secreto de mi éxito fue rodearme de mejores personas que yo” A Carnegie
Parecería algo trivial repetirlo, pero cuando se habla de los recursos de una empresa, no se habla solamente de dinero.
Por eso regresamos a los conceptos de visión y de misión, de los que hemos escrito en otra ocasión y que son instrumentos esenciales para hacer de los propios colaboradores un equipo a todos los niveles.
Ser un equipo, es hoy en día muy importante en un contexto de producción flexible y de servicios en el cual un solo trabajador, aunque sea del nivel más bajo de la organización, puede con un simple error, perjudicar gravemente los resultados o, con un acto de responsabilidad y atención, salvar situaciones difíciles y de hecho, encontrarse a representar a la empresa y a su imagen.
En general, el emprendedor debe siempre saber evaluar la relación entre los objetivos que se han establecidos, el patrimonio de personas, medios y recursos económicos que le sirven para lograrlos y la motivación que ha sabido inculcar en los propios colaboradores. Esto último es un problema que no se presentaba en un contexto Taylorista. Pero que hoy en día, reviste una importancia central.
Como primera cosa se debe tener presente, que la determinación de los requerimientos de personal es una consecuencia directa del plan de mercadeo, del plano técnico-productivo y de las decisiones en relación a las otras funciones de la empresa. En base a todas estas valoraciones es entonces posible indicar el número total de personas a contratar, distinguiendo horas necesarias, tipo de actividad y área a la cual pertenecerán.
Luego sigue el cálculo de las horas necesarias para cada actividad, el análisis de las funciones y el rol de cada uno de los colaboradores y la política de remuneración.
Pero más allá de la cuestión técnica, que también deben ser parte del bagaje cultural del emprendedor; aprender a reconocer y seleccionar los recursos humanos adecuados a la propia finalidad de la empresa no es algo fácil como pareciera ser. Se necesita experiencia, sensibilidad, óptimas capacidades relacionales, para lograr velozmente hacer que emerjan características, actitudes y aspiraciones del futuro colaborador, cualidades estas que no pueden emerger completamente del curriculum.
Existen actividades en las cuales, la incapacidad de relacionar el propio trabajo con aquel de otros, se convierte en un serio problema. Es necesario tener presente que los colaboradores con más talento y con más competencias difícilmente permanecerán por mucho tiempo con un emprendedor que no los sepa motivar, no le reconoce los méritos y no les infunde seguridad y confiabilidad, creando un clima de colaboración e informalidad.
Definitivamente, En cada sector de negocios, es después fundamental saber gestionar de manera inteligente, la relación con los propios colaboradores. El emprendedor debe ser capaz de escoger los mejores, confiarles las tareas más adecuadas a sus posibilidades para motivarlos y comprometerlos en la gestión de la actividad.
Italo Olivo
www.iolivo.com