A propósito de la evaluación que hará la OEA acerca de la situación venezolana, el politólogo Luis Francisco Cabezas expresó a EL IMPULSO que tal audiencia supone la cristalización de todo un conjunto de mecanismos de presión que se han venido activando desde mediados de 2016 a través de diversos factores políticos y ONG’s, entes que han desarrollado distintos foros en la CIDH, ONU y OEA, sobre la difícil situación de vulneración de derechos humanos y políticos.
“Esta audiencia supone un reconocimiento a esa labor de visibilidad que han desarrollado múltiples instituciones”.
Señaló que este evento es la sumatoria de otros hechos previos, como es el caso de la audiencia de junio en 2016, cuando se presentó un informe sobre Venezuela, lo que representó un hito y sobre todo ante un espacio que para el gobierno era sinónimo de privilegios y de margen de maniobra que diluía la realidad del país.
“En ese entonces países de la región afectos al proceso revolucionario se abstuvieron durante la votación e incluso votaron en contra. Eso mostró que muchos países se hacen preguntas acerca de la realidad venezolana. Al gobierno se le comenzó a poner cuesta arriba vender la revolución como un proceso exitoso ya que los indicadores hablan de la inflación más alta del mundo”.
También en 2016 la comparecencia al examen periódico universal ante el Comité de DDHH en Ginebra supuso que cientos de países hicieran preguntas sobre la situación de Venezuela. Se duplicó el número de países que hicieron reparos al gobierno venezolano en materia de DDHH.
Eso significa que los países del mundo están cada vez más atentos sobre lo que está pasando.
“Venezuela forma parte de una comunidad internacional y de organismos internacionales sobre los cuales no tiene margen de maniobra. Solo le resta sujetarse a los preceptos que establecen esos entes”.
Otro precedente es el revés que tuvo el gobierno con asumir la presidencia del Mercosur que pese a presionar no pudo hacerse con la silla presidencial del organismo ya que muchos países miembros dudan de la institucionalidad democrática en el país.
Aclaró que el informe sobre Venezuela que analiza la OEA hace referencia a elecciones vencidas, en el caso de las elecciones regionales, no menciona elecciones generales por lo que no se pueden generar falsas expectativas, explicó.
La CIDH es un mecanismo de presión política con una enorme carga moral.
