Como un milagro calificaron los habitantes del barrio Voz de Lara de Barquisimeto (carrera 36 con calles 27 y 28), lo ocurrido con un niño de la localidad que cayó a un cauce embaulado de la quebrada La Ruezga cuando jugaba bajo la lluvia, la tarde de este sábado, y que, según contó él mismo a EL IMPULSO, fue socorrido por un “señor misterioso de blanco”.
El Cuerpo de Bomberos del Municipio Iribarren (CBMI) confirmó lo ocurrido. Se trata de un chamo llamado Roiber, de 11 años de edad, quien logró sortear la muerte, aunque nadie puede confirmar cómo hizo para salvarse. Todo ocurrió en cuestión de minutos y comenzó como a las 5:00 de la tarde.
“Estaba jugando con un muñeco en la lluvia pero se me fue de las manos, me resbalé, caí y también me fui con el agua (…) Gritaba pero nadie me escuchaba, hasta que sentí que alguien me empujó hacia atrás; logré agarrarme de una cabilla y un señor de blanco me dio la pata de gallina para salir. Cuando fui a verle la cara no pude, ya se había ido”, narró Roiber al equipo reporteril, la mañana de este domingo, mientras los vecinos escuchaban la historia con asombro y detenimiento.
Se le vía sereno y confesó que se sentía un poco adolorido por un golpe que se dio en la espalda; pero, después de pensar bien su respuesta, aseguro que “casi no” sintió temor durante lo ocurrido. Los vecinos se rieron y comentaron que salió pálido.
Previo al siniestro, con el preadolescente se divertían su hermanita y dos amigos más en el agua, quienes no pudieron hacer otra cosa que gritar por ayuda cuando vieron que la corriente lo empujó como por unos cuatro metros.
Entre el llanto y la resignación, expusieron, los habitantes del sector cruzaron la avenida Libertador para buscar en la orilla de la desembocadura del cauce, pero solo veían correr agua y basura. Unos se asomaban en el hueco por el que se precipitó, pero por la oscuridad del mismo no lograban divisar pista alguna.
Por su propia cuenta, relató, el chamo salió por un pequeño hueco que tiene el cajón de paso en uno de sus lados y caminó, hasta que un vecino le prestó ayuda. El agua lo arrastró como por unos cinco metros.
Según el parte oficial de la comisión bomberil, Roiber presentó hipotermia y traumatismos en varias partes del cuerpo. El personal de técnicos en emergencias médicas de los bomberos le brindó atención prehospitalaria, para después trasladarlo al Hospital Universitario de Pediatría Agustín Zubillaga (Hupaz), donde lo dieron de alta en la misma noche.
“Ya él sabe que no tiene que bañarse más ahí. Eso les sirve de experiencia a todos los muchachos que se la pasan ahí”, manifestó una vecina.