Abrazada de una de sus hijas, la señora Dominga Baptista buscaba consuelo, la delincuencia le arrebató a su “toñeco”. El único varón y menor de sus seis hijos.
“Todos los mediodía iba a mi casa a comer y justo ayer (lunes) lo senté frente a mí y le imploré que se viniera a vivir conmigo. Temía por él, esa zona es muy insegura y ya habían intentado meterse a su casa”, relató la señora quien no paraba de llorar.
La dama contó que el joven no dio respuesta, se fue a su vivienda y en horas de la noche del mismo lunes la llamó, le dijo que había tapado unos huecos en la vivienda y que estuviera tranquila, que ya había asegurado la casa y nadie se metería.
“Uno anda con el alma en la mano pensando en sus hijos y esta mañana llamaron para dar esa mala noticia”, continuaba relatando la señora Baptista.
Richard David García Baptista, de 29 años de edad, era el nombre de su hijo. Era padre de dos niños de 7 y 8 años de edad, eran la luz de sus ojos. Había estado en Panamá buscando mejoras económicas y tras vencerse el plazo de su estadía se vino en el mes de diciembre. En enero con un dinero ahorrado montó una bodeguita en su casa, ubicada en la calle 2 entre carreras 1 y 2 del barrio José Félix Rivas, al oeste de la ciudad, en la parroquia Juan de Villegas.
Se avisaban
La zona estaba bastante insegura y debido a los constantes robos y que él había sido víctima de varios asaltos, entre él y una hermana que vive cerca del lugar se comunicaban constantemente y cuando ella iba solía avisarle.
El día de ayer, a las 6:50 de la mañana le tocaron el portón de la casa de García Baptista, aparentemente el joven se confió pensando que era su hermana y cuando este abrió la puerta eran unos delincuentes, quienes tenían intenciones de robarlo. Aparentemente el joven quiso cerrar el portón y le dispararon.
El joven herido corrió hacia la vivienda, para refugiarse y los maleantes lo siguieron, alcanzándolo y disparándole dos veces más, hasta que García Baptista quedó tendido en la puerta de su casa sin vida.
El sonido de los proyectiles advirtió a los residentes de la zona que algo pasaba y los maleantes antes de ser descubiertos escaparon del lugar.
Una vez que comenzaron a salir las personas de sus casas, le avisaron a la hermana del muchacho de lo sucedido, ella vino y encontró el portón abierto y al asomarse vio lo peor, su hermano menor yacía en el piso de su casa. Fue ella misma quien avisó al resto de sus hermanas y la madre del fallecido lo ocurrido.
Las damas quienes no paraban de llorar daban fe que la víctima era un muchacho trabajador, se levantaba temprano y solía abrir la bodega a las 7 de la mañana, aseguraron que los delincuentes cortaron la luz de la casa, creen que lo hicieron antes de meterse. Exigieron justicia.