Brandon Crawford anotó la carrera de la diferencia gracias a un error de Nubuhiro Matsuda en el octavo inning, y Estados Unidos superó el martes 2-1 a Japón para citarse con Puerto Rico en la final del Clásico Mundial de Béisbol.
Bajo una llovizna constante en el Dodger Stadium, Matsuda malabareó un roletazo de Adam Jones por la antesala, con lo que Estados Unidos avanzó por primera vez en la historia a la final del certamen.
Andrew McCutchen remolcó la primera carrera de los estadounidenses.
La víspera Puerto Rico había sellado su pasaje a la final del miércoles, con una victoria por 4-3 sobre Holanda en 11 innings.
En cada una de las cuatro ediciones del Clásico Mundial, la final se ha llevado a cabo en Estados Unidos. Pero el equipo local nunca la había disputado.
Los estadounidenses habían avanzado sólo una vez a la semifinal, en 2009. Ahora, una nómina con varias estrellas buscará el huidizo título.
Ryosuke Kikuchi empató mediante un jonrón ante el relevista Nate Jones en el sexto inning, pero Japón, dos veces campeón del torneo, incurrió en dos pifias cruciales por parte de su defensiva, que es normalmente su mayor fortaleza, durante la noche lluviosa en que buena parte de los espectadores no pudo quitarse jamás el impermeable.
McCutchen inauguró la pizarra por medio de un sencillo productor en el cuarto capítulo, momentos después de que Kikuchi cometió un error en la intermedia, que costó dos bases.
En la octava entrada, es probable que Japón hubiera sacado en el plato a Crawford con el rodado inocente de Jones. Pero Matsuda no pudo fildear y terminó lanzando a la inicial.
Japón ganó las dos primeras ediciones del Clásico, antes de caer en las semifinales de 2013.
Tanner Roark laboró cuatro innings sin aceptar carrera y con pelota de dos hits, antes de que el manager Jim Leyland recurriera al bullpen de forma anticipada y deliberada.
Su sexto relevista, Luke Gregerson, resolvió el noveno capítulo de forma perfecta, luego de que Pat Neshek salió de un atolladero con dos a bordo en el octavo episodio.