Mucho se habla en estos días de la necesidad de revalidar los partidos políticos a fin de tener instrumentos democráticos para la lucha orientada a restituir los derechos constitucionales mutilados por el chavismo. Eso es absolutamente pertinente en relación a la mora histórica que todas las organizaciones partidistas tienen con la sociedad venezolana, en el entendido de que fueron precisamente los partidos del viejo estatus quienes perdieron progresivamente la sintonía popular para enclaustrarse en cogollos corrompidos e impermeables que cultivaron los desencuentros de clases sociales y sectores productivos que a la postre derivaron en esta tragedia histórica que nos ha costado la ruina nacional y más de 300 mil muertes inocentes a manos del hampa desbordada como brazo armado del poder revolucionario para sitiar al país y dominarlo…
La pregunta de cualquier venezolano en relación a las razones afectivas o ideológicas que le motivan a firmar por una organización en particular, nos dibuja una gran disyuntiva respecto al compromiso asumido por la dirigencia del respectivo partido para cambiar radicalmente sus esquemas internos de participación y lucha. La obligante revisión programática e ideológica debe formar parte del compromiso bidireccional asumido cuando firmamos para revalidar un partido. Nuestra firma no puede ser un cheque en blanco para que la jerarquía vitalicia continúe ejerciendo la dictadura hegemónica puertas adentro de la organización. Nuestra firma representa un compromiso más allá de las fronteras partidistas, para trascender a una historia por escribirse con el lustre ético de un pueblo que se niega a morir en manos de la satrapía roja.
Los partidos políticos no pueden seguir siendo franquicias personales para el lucro de sus cúpulas. Estructuras de negocios para reservarse cargos y candidaturas derivadas de los acuerdos del poder. Los partidos políticos modernos en nuestro país deben asumir un reto enorme frente a la crisis heredada por las cadenas generacionales impuestas por el viejo estatus para desvirtuar las directrices programáticas de los padres fundadores de la democracia. Los partidos políticos que requiere el país, más allá de salvar sus siglas, deben redefinir sus roles e internalizar los retos democráticos internos para poder lanzar la ofensiva que permita revertir la bastardía. Nuestros partidos deben asentarse sobre estructuras fundacionales solidas desde el punto de vista ético, moral y programático. Si el país quiere un cambio direccional, jamás podrá lograrlo con esquemas partidistas tradicionales manejados por los mismos personajes que nos dieron esto por herencia. La refundación es mucho más que una firma. Requiere una revisión y modernización ideológica. Una apertura democrática interna. Un cambio paradigmático y participativo. Pero por sobre todo, nuevas vocerías deslastradas de los vicios del pasado. Solo así, podremos avanzar con firmeza hacia los requerimientos de las nuevas generaciones de venezolanos…
Mis comentarios:
-Es muy triste ver al ministro de alimentación celebrando la llegada de miles de toneladas de alimentos importados…
-Los comunistas millonarios celebran la quiebra del aparato productivo nacional, y el tremendo negocio de traer alimentos con dólar a Bs. 10 y colocarlo en el mercado a dólar paralelo…
El odio es lo que suscita contiendas, pero el amor cubre hasta todas las transgresiones… (Proverbios 10:12)
Sergio Borgel
