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Apenas las luces de los vehículos pueden alumbrar el tramo de esta vía que comunica al Centroccidente del país de manera expresa desde hace diez años. Todos los accesos y salidas hacia la misma están en pésimo estado, por lo que es necesario su pronta recuperación antes de que el tiempo termine llevándosela.
Esta importante arteria vial necesita con urgencia la atención del Gobierno, por cuanto se ha convertido en una carretera peligrosa a cualquier hora del día. Entre la oscuridad y el abandono, a esta vía se la lleva el tiempo.
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Apenas las luces de los vehículos pueden alumbrar el tramo de esta vía que comunica al Centroccidente del país de manera expresa desde hace diez años. Todos los accesos y salidas hacia la misma están en pésimo estado, por lo que es necesario su pronta recuperación antes de que el tiempo termine llevándosela.
Las barreras de protección vial sirven también como puente para quienes deben pasar de un lado a otro, sin medir el peligro al que están expuestos a cualquier hora del día.
La mayoría de las luminarias están quemadas desde hace mucho tiempo, lo que genera mayor oscuridad en la vía, y dificulta la visibilidad a los conductores, en especial, de carga pesada.
A orillas de los separadores viales de concreto se encuentra de todo: desde bolsas de basura hasta piedras, que son un peligro para los conductores.
Habitantes de las comunidades adyacentes a la vía toman los objetos encontrados en los vertederos improvisados, que se ubican a lo largo del tramo.
Los vehículos de carga pesada siempre circulan por el canal indebido, con el fin de adelantar y llegar más rápido a su destino, sin medir las consecuencias.
La delincuencia se apodera de todo lo que encuentre a su paso en la carretera: han dejado sin cableado y lámparas algunos postes de iluminación.
Trabajadores y habitantes de las comunidades que bordean la vía, caminan a diario por el hombrillo ante la falta de transporte, exponiendo sus vidas.
Las ocupaciones de terrenos han proliferado en la Circunvalación Norte… donde cualquier área, es ideal para construir un hogar de latas o bloques.
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En una fría noche de enero, cientos de personas se reunieron en las estrechas y empinadas calles adoquinadas de San Bartolomé de Pinares , de 500 habitantes, para ver un espectáculo dramático: caballos galopando entre imponentes llamas.
