Barquisimeto es esa ciudad hermosa llena de colores por todas partes que sumado al calor de su gente hacen un lugar especial para vivir, sin embargo la falta de atención por parte de las autoridades gubernamentales conllevan a una serie de problemas en las comunidades que entorpecen el bienestar y la salud de los ciudadanos.
Es difícil pasar por una urbanización o algún sector y no encontrar a un vecino quejándose de algún problema, que por más denuncias lleve a los organismos competentes, no lo solucionan.
Sin respuesta en Los Olivos I
Lo ideal sería que el mantenimiento fuera constante, y así las personas no tendrían de qué preocuparse, pero la situación se agudiza cuando las casas se inundan.
Este es el caso de la comunidad Los Olivos I, al oeste de la ciudad, donde la fractura de un tubo matriz de 24 pulgadas que distribuye el vital líquido a la Zona Industrial, ha hecho desastres en la calle, sobre todo en las paredes de las casas más cercanas al bote de agua, las cuales han sido las más afectadas, debilitando y agrietando las paredes.
Sara Querales, habitante del sector, expresó que el problema tiene “más de un año” y todavía permanece, y no ha sido por la falta de respuesta de Hidrolara, sino que los trabajadores de la institución “no han dado con la solución”.
“Ese tubo ya se ha roto en tres ocasiones, vienen a arreglarlo pero nada que dan con la solución. Ahora tenemos toda la calle rota mientras esperamos nuevamente a las autoridades”, dijo.
Además, el agua que sale por la ranura del tubo debilitó el conducto que distribuye el servicio por toda la zona, provocando un nuevo bote a escasos cinco metros de la fuga principal.
La familia Rodríguez ha sido la más perjudicada en esta situación, luego de que la presión del vital líquido aumentara de tal manera que se inundara la casa en varias oportunidades, siendo la última a finales del mes de febrero.
“Eso fue la semana antes de Carnaval, como a la una de la mañana mi hija me llamó y me dijo ‘se nos está inundando la casa’ (…) gracias a Dios tenemos un desagüe en la parte de atrás porque sino todavía estuviéramos sacando agua”, comentó el señor Fabián Rodríguez.
A pesar de haber pasado varias semanas, la familia aún está traumatizada por este hecho que le ha dejado consecuencias dentro de su vivienda.
“Nosotros lo que le pedimos a las autoridades es que nos respondan por todo el problema que nos han ocasionado pero ni siquiera un funcionario se ha tomado la molestia de entrar para ver todo lo que no ha afectado la ruptura de un tubo”, manifestó Juana de Rodríguez.
Por su parte, el gerente de operaciones metropolitano de Hidrolara, ingeniero José Briceño, aseguró que la empresa estadal no puede hacerse cargo por los daños ocasionados a la vivienda, ya que se trata de un problema “fortuito” y no de negligencia de los trabajadores.
Salud en deterioro
En Los Olivos II, específicamente en la carrera 20 de La Caldera, los vecinos, tanto niños como adultos, han sufrido de múltiples enfermedades como diarrea, bronconeumonía o vómitos, producto de la contaminación que ocasiona el bote de aguas negras.
La señora Melania de Naranjo aseguró que este problema tiene, al menos, dos años sin ser arreglado.
Panorama poco alentador
Con respecto a una posible solución, el ingeniero Briceño, señaló que actualmente el presupuesto de la hidrológica estadal es limitado y que conseguir los materiales necesarios para la reparación de las cañerías es cuesta arriba.
“Sustituir 200 metros de tubos de 10 pulgadas tiene un costo alrededor de 72 millones de bolívares, y la empresa solamente obtiene lo recaudado por el pago del servicio y lo que el Gobierno regional nos envía”, dijo.
Asimismo detalló que la compañía tiene actualmente un promedio de denuncias por botes de agua entre 15 y 20 diarios, de las cuales solamente de seis a ocho son atendidas.
Explicó que esto se debe además a la falta de repuesto de las unidades de transporte que se encuentran fuera de servicio.
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