Todos los días de cada semana los productores agropecuarios se mantienen en alerta frente a los espasmos de un sistema donde la rentabilidad es una quimera y la subsistencia un camino de espinas que solo puede andarse con zapatos de esperanza.
Y esperanzas a granel es lo que tienen los socios de Asocrica (Asociación de Criadores de Ganado Raza Carora), quienes a contracorriente de todo calculo y predicciones de lógica aplastante se reunieron en la ciudad de Carora para disertar de genética, ciencia, tecnología, gerencia y planificación, con ponentes de cuarto nivel académico y una sinergia movida con el corazón y a espaldas del bolsillo.
Llegaron de la Costa, de los Andes, del Llano, del Oriente y del Poniente, 500 y más plenaron el auditorio y sin que nada ni nadie les hiciera aproximarse a las sombras de las noticias centraron sus emociones y neuronas en avizorar una ruta de optimismo entre la borrasca política. Franco Cerutti, Melquiades y Quijote, les arrulló con el cierre de sus últimas investigaciones según las cuales la Raza Carora llegó a su tope genético, ya está a nivel de las vacas holstein con las ventajas consabidas de su aclimatación perfecta a las zonas tropicales.
Por su parte Andrés Kovalsky dejando a un lado su cargo de Viceministro y como un colaquero más ofreció una charla de alto valor científico que hizo olvidar las respuestas que debió dar en nombre del Ministro Castro Soteldo. En privado nos confesó que ante la falta de insumos para la elaboración de alimentos concentrados las vacas Carora a punta de pastos y forrajes estaban llamadas a soportar sobre sus ubres la responsabilidad de producir la leche que necesita el pueblo venezolano. Agregó respecto a la máquina de sexaje de semen que no la había en el país y que no se podía comprar porque cuesta cuatro millones de dólares. No obstante, pontificó, del Carora tan buenos son los machos como las hembras porque para el mestizaje que requiere el rebaño nacional con miras a elevar la producción de leche en manejo doble propósito, los toros Carora están destinados a ser unos Don Juanes del campo.
Similar emoción frente a la masiva concurrencia de ganaderos concitados para adentrarse en temas genéticos, económicos y operacionales, mostró el varias veces doctor Luigi Dalvano, profesor del IESA,de Oxford y de Stanford, quien hizo profusa alabanza a los trabajadores del campo, quienes con una mano atada a la cabeza y apenas con tres dedos libres de la otra continuaban metiéndole el pecho a Venezuela en la tarea nacionalista y soberana de producir los pocos alimentos que se consiguen en los estantes. “La única manera de salir de estos círculos del hambre es dándole un apoyo real y honesto a los protagonistas del sector agropecuario. Hay que liberar la moneda, hay que eliminar las regulaciones y dejar que el bello sentimiento que motoriza a nuestros productores se convierta en río mágico y benéfico que logre llenar los anaqueles vacíos”.
Carora al tope, con sus vacas, con sus ganaderos de aquí y de todas partes, Carora con Conchita que venció un secuestro, con Diego quien no sacó más cuentas, con Nicanor con sus sueños sin sombrilla, con Luis José en sus 80 cada día más sabio y escritor, Carora con Pedro Domingo bautizando libros y Elvirana sonriente en modo Comala. Carora premio y castigo de iluminados solitarios, Carora sempiterna, Carora siempre Carora.