Conducir en búsqueda de auxilio médico para un padre ensangrentado que va como pasajero, esa fue la primera tarea del día para un muchacho de 16 años y también significó el último gesto que le hizo al hombre que lo procreó.
Cristóbal Jesús Villegas Mogollón, de 44 años de edad, se detuvo a la hora del desayuno, entre las 7:30 y 8:00 de la mañana de ayer, en la urbanización Divina Pastora con avenida San Antonio, en Cabudare, municipio Palavecino, cerca de la estación de bomberos, para comprar empanadas en uno de los locales de comida de ese tramo.
Lo acompañaba su hijo adolescente, el mayor de dos. Antes de que ambos pudieran continuar su camino a casa, en la urbanización Roca Terra de Cabudare, unos hombres que estaban comiendo en el mismo sitio les interrumpieron los planes.
Se cuenta entre los amigos y parientes que estos sujetos al ver que Villegas subía al carro lo encañonaron para que entregara la camioneta Kia Sportage verde propiedad de la familia y otros objetos de valor que llevaba consigo. La víctima, al parecer, intentó evitar el atraco y en el forcejeo uno de los delincuentes apretó el gatillo.
Los comerciantes de la zona escucharon una detonación y vieron correr a los sujetos por la avenida, hacia el sector Las Mercedes. Entre tanto, el jovencito se ocupó de tomar el volante para llevar a su padre herido hasta el Hospital Internacional Barquisimeto. Cuando llegó la atención médica no tuvo resultados positivos, dejó de respirar instantes después por el disparo que recibió en el tórax.
Si en efecto Villegas se resistió al robo, sus vecinos más cercanos desconocen las razones por las cuales reaccionó de esa manera, solo se atreven a vaticinar que fue una reacción inconsciente de defensa, porque “cuando uno consigue las cosas con trabajo le duelen”, comentó un amigo del hombre asesinado. Tampoco creen que ese sitio haya sido de habitual visita para Villegas, pues recuerdan que siempre escogía un lugar distinto para comer.
En el área de la parroquia José Gregorio Bastidas donde se cometió el crimen, como lo observaron unas vendedoras de comida que trabajan en la avenida San Antonio, los hechos delictivos cada día se hacen más frecuentes allí. Suelen robar carros y también a los transeúntes cuando van camino a sus casas.
Descartan que los delincuentes sean de la zona, porque atacan incluso a quienes durante años han trabajado allí. Una de las comerciantes perdió una bombona recientemente, cuando a primera hora de la mañana unos ladrones la sometieron a ella y otras personas, a quienes quitaron los celulares. Hasta ayer, ninguno había sido testigo de un crimen.
Arquitecto prominente
Villegas, barquisimetano de nacimiento, era arquitecto egresado de la Universidad Central de Venezuela (UCV) y había cimentado una sólida carrera en el ramo de la construcción dentro y fuera de la región larense, pues laboró en la Gobernación de Carabobo, Zulia y Portuguesa, indicó un allegado.
Aportó sus conocimientos para empresas como Femsa, embotelladora de la marca Coca-Cola, al participar en planes destinados para Panamá y México.
Dejó sin concluir uno de los proyectos más ambiciosos de su carrera: la construcción de una clínica de oncología infantil, en la urbanización Nueva Segovia, un plan al que se dedicó durante años y que dejó a un 20 por ciento de concluir. Abril era el mes estimado para ver la edificación completa.
A amigos, colegas, vecinos y parientes los consumía la consternación, ayer, al enterarse de la muerte de Villegas. “Me parece mentira”, comentó una amiga del fenecido, Raquel Pérez. Para ella y otros allegados consultados el arquitecto era una “excelente persona” con quien era fácil sostener largas conversaciones.
Pura Vida era el mote con el que lo conocían los vecinos, porque “era la vida de la urbanización”, halagó un allegado.
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