El periodista y precandidato a la gobernación del estado Táchira, Miguel Ángel Rodríguez, considera que en este momento los ciudadanos deben prepararse para elecciones y todos los dirigentes democráticos enfilarse a una urgente tarea de socorro social para evitar que la muerte sea el desenlace seguro de la pobreza extrema que asfixia al país.
«Tomando como base inicial la realización de elecciones primarias con las que, dice, Venezuela tendrá en las próximas semanas 24 nuevos líderes de lucha en las regiones y 335 nuevos líderes municipales que den la cara en la transición necesaria de la ruina al socorro social y luego al relanzamiento del Estado y de Venezuela», resaltó a través de un boletín de prensa.
A juicio de Rodríguez, con la agitación necesaria de la población en torno a un fuerte ambiente electoral se abrirán las compuertas hacia una nueva etapa en la que el hambre, las enfermedades, la destrucción del trabajo y del bolívar como moneda de pago, y el imperio del hampa, pasarán a ser sólo un sumario de lo que no debió ocurrir jamás.
«Luego, tenemos que salvar sin demora a los náufragos de la revolución que perdieron sus trabajos, que buscan que comer entre la basura, que caen presas fáciles de las enfermedades sin esperanza de tratamientos y que tienen que volver a la vida», indicó.
Además, el comunicador social está convencido de que «la reconstrucción y el relanzamiento dependerán de un gran acuerdo que permita el cambio de un régimen centralizado, acaparador e ineficiente, a un modelo de avanzada descentralización política y económica, que permita a la gente tomar de verdad el protagonismo sobre su desarrollo y las inversiones necesarias para alcanzarlo».
Finalmente, Rodríguez no descarta que tras las elecciones que se tienen que dar en 2017, el país deba correr aceleradamente a un proceso constituyente, «en el que se aproveche el cambio político para ofrecer una plena liberación, en la que los nuevos gobernadores y alcaldes también dejen de ser soldaditos de un rey en Caracas, y puedan salir al mundo con sus propias garantías, a procurar proyectos de desarrollo y tratados económicos y comerciales que redunden en el progreso y el bienestar de la población».