Venezuela se encuentra ubicada en la parte norte de América del Sur. Consta de 2.000 kilómetros de costa que bordean el Océano Atlántico. La atmósfera de esa zona se caracteriza por la humedad y por poseer velocidades de viento muy altas, que arrastran consigo todo tipo de partículas. Es decir, que existe una gran cantidad de elementos agresivos en el ambiente.
El jefe de sección de extensión del Centro de Estudios de Corrosión (CEC) advierte que la agresividad atmosférica es culpable, por sí sola, de más del 50 % de las pérdidas totales atribuibles a la corrosión metálica. En otras palabras, las estructuras metálicas que se ubican en la zona costera están proclives a corroerse.
“Las precipitaciones acuosas y la condensación de humedad por cambios de temperatura son, sin duda, los principales promotores de la corrosión atmosférica que es la degradación de los metales expuestos a la acción de la atmósfera a temperatura ambiente”, expresó el especialista.
Como ejemplo de esta situación, Sánchez relata cómo se han deteriorado 15 torres que transportan 400 voltios de electricidad desde el Embalse de Guri hacia Maracaibo y cientos de postes a lo largo de la costa venezolana. Igualmente asegura que el problema de la corrosión atmosférica no solo afecta al acero galvanizado, sino a cualquier estructura de concreto reforzada con acero.
“Hay generadores eólicos en la costa de Falcón y en el Zulia que se han corroído con el pasar del tiempo. El problema es que la maquinaria ha comenzado a presentar fallas y tarde o temprano puede colapsar el sistema”.
Otro ejemplo que demuestra el deterioro que puede ocasionar la corrosión en las distintas estructura metálicas, es la antena de radiofrecuencia la Voz de Venezuela, que se encontraba en el Cabo de San Román. “Todas las construcciones a lo largo de la costa tienen alto potencial de deterioro, debido a la alta humedad y presencia de cloruro, que se agrava con las partículas de polvo”, detalló Sánchez.
Agregó que es un panorama que se observa en cada una de las instalaciones petroleras y petroquímicas de la costa. Con la salvedad de que algunas están protegidas por una barrera que puede ser tanto un cambio de altura, vegetación o suelo. Lo mismo sucede en las edificaciones turísticas y privadas e instalaciones deportivas de la zona de Adícora, Chichiriviche y Tucacas.
Incluso Sánchez comentó que los postes en aquellos lugares son cambiados continuamente porque la corrosión ocasiona problemas en la transmisión de electricidad.
“Todo sucede porque los vientos tienen la orientación noroeste, altas humedades y un parámetro que se llama tiempo de humectación, que sucede cuando la humedad relativa es mayor al 80 %. Un año cuenta con 8.760 horas, la humedad seria agresiva si en un sitio supera las 7.000 horas”.
Sánchez hizo hincapié en que muchas de las obras del maestro Carlos Cruz Diez se fabricaron con una mezcla de metales y que algunas de ellas, de tamaño muy reducido, han desaparecido con el pasar del tiempo.
¿Qué sucede en Lara?
A pesar de que el estado Lara no se encuentra en la costa, el ingeniero destacó que las partes altas del estado la topografía permite que exista una especie de ducto, en donde los vientos de la costa se pueden trasladar con facilidad hacia la entidad.
El monumento Manto de María se ubica en una zona geográfica donde la velocidad de viento son muy altas y las condiciones agresivas, lo que origina el deterioro en las estructuras de la obra. Ante eso, es importante hacer un llamado a que los entes encargados del monumento se preocupen de tomar las correcciones a tiempo para que no se pierda una obra de gran envergadura, expresó Sánchez.