En el estado Lara se construyó el monumento mariano más alto del mundo. El Manto de María fue inaugurado por el Gobierno nacional el 13 de enero de 2016. Para la fecha, la pieza ha recibido más de un millón de visitantes y se ha convertido en un espacio para la promoción de la paz y conciliación.
Sin embargo, a penas a un año de su inauguración, los especialistas ven con preocupación el riesgo de deterioro que tiene la pieza por haberse fabricado con materiales no adecuados y sin el correcto estudio meteorológico de la zona. Situación que pone en riesgo una inversión de más de 976 millones de bolívares.
Es importante destacar que la obra tiene 62 metros de altura y está ubicada a 635 sobre el nivel del mar. Específicamente en la vía Circunvalación Norte, en las colinas del sector Veragacha de Barquisimeto. Según el jefe de sección de extensión del Centro de Estudios de Corrosión (CEC), Miguel Sánchez, el Manto de María tiene una ubicación privilegiada que favorece a una buena visibilidad, no obstante, en esa zona las velocidades del viento son muy altas y arrastran las partículas de terreno árido de las partes montañosas del lugar. Situación, que unida a la humedad que se evidencia en el recinto, ha comenzado a deteriorar parte de la pieza.
La estructura de la obra consta de 725 tubos de aluminio. Sánchez explica que es un material completamente resistente que cuenta con una película de óxido, empero, los tubos para que no choquen entre sí cuentan con unos separados de acero.
El problema radica en que ambos materiales cuando permanecen en contacto crean una película galvánica que se corroe con la presencia de sustancias agresivas.“En esta zona el viento viene del norte. Este lugar es reconocido por la brisa perenne que arrastra partículas de los terrenos de alrededor e inclusive de la salida del mar”, expresó.
En una visita que periodistas de EL IMPULSO realizaron a la obra, pudieron constatar que algunos de los separadores se encuentran con manchas de óxido de hierro, originados por la corrosión que se produjo.
Sánchez explica que como ya se ha perdido el revestimiento que se utilizó en los separadores, el deterioro aumentará rápidamente y aproximadamente en unos tres años, de no tomarse las medidas preventivas, los materiales perderán su diámetro, se romperán y la obra se deteriorará.
“Esta es una obra muy hermosa y sería una lástima perder un monumento de esta magnitud. Es importante señalar qué ocurre para que se hagan las correcciones a tiempo. Tenemos que iniciar los mantenimientos correctivos para evitar el desastre del monumento”, destacó.
Así mismo, el ingeniero indicó que el primer paso que se debe hacer para recuperar la obra es ejecutar una reunión técnica, a manera de conocer los materiales que se utilizaron en la construcción de la obra y sus procedimientos; analizar los estudios de parámetros meteorológicos y metereoquímicos y constatar la velocidad del viento, cantidad de polvo y humedad relativa.
“Es necesario que se contrate un centro de investigaciones que analice e indique la pauta de qué debemos hacer. Hay que comenzar a tomar decisiones desde ya y la invitación es que los encargados del monumento mariano más grande del mundo hagan esa evaluación para comenzar las medidas correctivas”, agregó el también profesor.
En el recorrido los periodistas observaron con detalle cómo las puertas de acceso a los ascensores que suben hacia la terraza de la obra se encontraban totalmente oxidadas. Una trabajadora del lugar cuyo nombre no reveló, informó que la puerta fue trabajada en base a un arte milenario para trasladar a los visitantes hacia la época de Jesucristo, en donde no existían ni la pintura o el esmalte y las piezas estaban expuestas al envejecimiento natural. Además de la dimensión de la misma tiene una representación bíblica. Los siete metros de altura significan la creación de Dios y los tres metros de ancho hacen referencia a la Santísima Trinidad; igualmente la suma de ambos números significan los 10 Mandamientos.
Al momento que la trabajadora le comentaba esos datos a los periodistas de EL IMPULSO uno de los coordinadores de la obra expresó que ellos no tenían ningún tipo de autorización para hablar o recibir visitas porque supuestamente el presidente de la República, Nicolás Maduro, llegaría en cualquier momento al lugar. Inmediatamente solicitaron que los periodistas se retiraran sin poder finalizar su recorrido.