Al menos 22 jóvenes chilenos fueron becados hace una década por el fallecido ex mandatario venezolano Hugo Chávez para convertirse en «médicos integrales comunitarios», o pasar a formar parte del «ejército de batas blancas», como él los llamaba. Una carrera que la federación médica venezolana acusa de ser más ideológica que científica y cuyos egresados no son aceptados entre los médicos venezolanos egresados de universidades tradicionales.
En 2005, el fallecido ex Presidente venezolano Hugo Chávez anunció la creación del Programa Nacional de Formación de Médicos Integrales Comunitarios (MIC). La meta era formar 50 mil médicos antes de 2019 para paliar el déficit de facultativos tanto en Venezuela como en el tercer mundo. Cuba pondría los profesores y Venezuela las universidades.
La nueva carrera no solo tentó a estudiantes venezolanos que no tenían posibilidad de llegar a la universidad, ya sea por falta de recursos económicos o por bajos puntajes académicos, sino también a cientos de jóvenes de Latinoamérica y África que soñaban con ser doctores. La oferta parecía inmejorable: estudiar gratis y con profesores de Cuba, un país conocido por su medicina.
En 2010, durante el acto de juramentación del quinto año de medicina integral comunitaria, Chávez anunciaba: «Estamos presentando hoy al país el nuevo ejército de batas blancas. Los médicos socialistas, los doctores y las doctoras para el socialismo, para la vida, la medicina integral, la medicina preventiva, la medicina comunitaria, la medicina social, que es la verdadera medicina».
De Chile, por lo menos 22 jóvenes viajaron entre los años 2006 y 2008 a estudiar Medicina Integral Comunitaria en la recientemente creada Escuela Latinoamericana de Medicina Doctor Salvador Allende de Venezuela (Elam).
Pero incluso, antes de iniciar, el programa empezó a tener detractores. La Federación Médica de Venezuela acusó que las universidades que acogieron la carrera no contaban con facultades de Medicina, que no se conocía los currículos de los académicos, que la malla no incluía materias básicas y que no había exigencias de admisión.
Por su parte, la Facultad de Medicina de la Universidad Central de Venezuela -la primera universidad pública del país- ha manifestado que la creación de esta carrera se hizo pasando por alto la Constitución.
Con la incorporación al sistema de salud de las primeras promociones, las críticas han aumentado.
Según un informe de la Academia Nacional de Medicina de Venezuela de 2012, durante su paso por los hospitales los alumnos MIC fueron «incapaces de realizar un examen físico completo». El informe calificó al 80% de ellos en el rango «malo».
Douglas León Natera, presidente de la Federación Médica Venezolana, afirmó a «El Mercurio» que «no pueden ser considerados médicos, pues carecen de la formación necesaria».
Lo mismo manifestaron José Félix Oletta, ex ministro de Salud y miembro de la Red de Sociedades Científicas de Venezuela; Moraima Hernández, presidenta de la Sociedad Médica de la Maternidad Concepción Palacios de Caracas; Jesús Rodríguez, director de la Escuela de Medicina de la Universidad Central de Venezuela, y Juan Carlos Riera, presidente de la Asociación de Médicos Venezolanos en Chile.
No solo en Venezuela se ha cuestionado la formación de los MIC. En Colombia, el diario El Espectador publicó en 2015 un reportaje en que ex estudiantes denunciaron que las clases eran principalmente por televisión y muy ideológicas. «Solo nos hablaban de Marx, del Che, de la revolución y del socialismo; nunca vimos textos de fisiología ni hablamos sobre patologías». «A nosotros nos tocó clase en un parque, en donde había un televisor con un DVD», fueron algunos de los testimonios.
Y en Bolivia, el Colegio Médico de ese país sostiene que los jóvenes bolivianos que se formaron como MIC en Venezuela no cuentan con los conocimientos suficientes para ejercer. «Su formación es equivalente a la de un técnico», dice Aníbal Cruz, presidente de ese gremio.
Actualmente, por lo menos 12 médicos integrales comunitarios están ejerciendo en el sistema público chileno como doctores, autorizados por servicios de salud, como el Metropolitano Central y el de Arauco, o contratados por corporaciones de salud municipal.
El puntaje más bajo de la historia del Eunacom
El Examen Único Nacional de Conocimientos de Medicina (Eunacom) es la vía por la que los médicos deben validar sus títulos para ejercer en el sistema público chileno. El test teórico tiene 180 preguntas y se aprueba con un 51%. Después de pasar el teórico, los médicos formados en universidades extranjeras deben pasar un examen práctico.
En diciembre de 2016 fueron 21 los médicos integrales comunitarios que dieron el Eunacom teórico, de los cuales 15 eran chilenos y el resto venezolanos. Todos fueron reprobados.
Anteriormente, uno de ellos obtuvo solo 1,9 puntos (de un máximo de 100). Este último ha sido el puntaje más bajo registrado en la historia del examen, según explicaron en la Asociación de Facultades Médicas de Chile (Asofamech), organismo encargado de la prueba.
Treinta médicos integrales comunitarios (22, chilenos, 6 venezolanos y 2 centroamericanos) han rendido el Eunacom, pero solo una logró aprobar todas las etapas y otros dos pasaron el test teórico y actualmente están rindiendo los prácticos. En el caso de la médico integral comunitario que aprobó, el test teórico lo pasó al tercer intento.
El promedio de los médicos integrales en el último examen fue de 21,13 puntos, mientras que el de los médicos titulados en el extranjero fue de 40,67 puntos. El de los médicos venezolanos egresados de universidades tradicionales de ese país fue de 46,12 puntos y el de los chilenos fue de 71,09 puntos. Cuatro MIC obtuvieron 10 puntos o menos.
Los médicos integrales identificados para este reportaje obtuvieron bajas calificaciones también en la Prueba de Selección Universitaria (PSU): un promedio de 526 puntos en matemáticas, 502 puntos en lenguaje y 542 en notas de enseñanza media.
Una de las chilenas que ganó una beca para estudiar medicina integral comunitaria en Venezuela obtuvo en la PSU 376 puntos en matemáticas, 244 en lenguaje, 417 en ciencias y 538 en notas de enseñanza media. Se trata de la misma profesional que obtuvo 1,9 en el Eunacom.
En consultorios y hospitales
Una decena de médicos integrales comunitarios está trabajando en los municipios de Quilpué, San Antonio, Lota, San Bernardo y Lo Prado.
Además, otra fue contratada como médico cirujano en el Hospital de Curanilahue, después de haber sido autorizada por la Seremi de Salud del Biobío, a solicitud del Servicio de Salud de Arauco. Según lo informado por la Subsecretaría de Redes Asistenciales del Ministerio de Salud, su contrato no fue renovado porque no aprobó el Eunacom.
Sobre por qué fue contratada, pese a no tener Eunacom, en Redes Asistenciales respondieron que «fue por la falta de médicos en zonas apartadas».
En febrero de este año, los médicos contratados antes de diciembre de 2014 y que no hayan aprobado el Eunacom debían abandonar la salud pública, pero en los municipios contactados reconocieron que a gran parte de ellos, incluyendo los MIC, se les renovó el contrato.
El director de Salud Municipal de San Bernardo, Rubén Vásquez, explicó que en su comuna hay tres médicos integrales comunitarios. Una de ellos es la única que ha logrado aprobar, pero los dos restantes «deben pasar la prueba antes de fin de año».
Sobre su desempeño, Vásquez dice que «no han registrado errores, pero los que no han aprobado el Eunacom no están habilitados para dar recetas, licencias o atender por el programa GES».
En Quilpué también se les dio una última oportunidad a dos MIC para aprobar el Eunacom. Según el director de Salud de esa comuna, Luis Basáez, se les ampliará el contrato hasta fines de 2017, con el compromiso de que pasen.
Basáez agrega que aunque en un principio los MIC tuvieron algunos problemas «porque la farmacología y la epidemiología de allá (Venezuela) es distinta», en Quilpué los orientaron y no han tenido reclamos hacia su trabajo.
A su vez, manifestó que la atención que brindan es básica «y cuando hay diagnósticos mayores se deriva a la atención secundaria».
El consultorio Ramón Corbalán Melgarejo, en Santiago, depende del Servicio de Salud Metropolitano Central (SSMC). En ese recinto ejerce un médico integral, desde fines de 2015.
Según el SSMC, como este médico no ha aprobado el Eunacom, tiene plazo hasta la próxima prueba, en julio de este año, para aprobar.
La Escuela Latinoamericana de Medicina Doctor Salvador Allende de Venezuela fue consultada en varias ocasiones para este reportaje, pero optaron por no entregar una respuesta.
30 médicos integrales comunitarios (22 chilenos, 6 venezolanos y 2 centroamericanos) han rendido el Eunacom en la historia de esta prueba. Solo uno logró aprobar todas las etapas.