Históricamente nos parece una mentira que el motivo por el cual Canadá se involucró en la II Guerra Mundial (1939) fue por pura cortesía para con Europa y los EEUU; probablemente debido a un error de seguridad, de impedir que dicha conflagración llegara a ambos países.
Mientras que Venezuela fue involucrada consciente e indolentemente desde 1999 en una guerra social contra el Imperio del Norte y contra nuestro perfectible sistema democrático, que cometió el grave error de perdonar a un fracasado militar golpista que nos arrastró hacia la vigente guerra intestina civil no declarada, con consecuencias funestas a nivel nacional e internacional y mantenida por su putativo e írrito hijo hasta el sol de hoy.
A eso se suma la alta incompetencia diplomática y la paradoja de ser un país petrolero y con ricos yacimientos minerales de alto uso en la tecnología industrial contemporánea. Hoy, después de 18 años de despilfarro de nuestros bienes nacionales, estamos sometidos a la hambruna, a la carencia de medicamentos, al grave deterioro de nuestro sistema de salud y el vial, y a una alta tasa de desempleo y de marginalidad social. Todo ello es hoy causante del 80% del descontento popular de este farisaico socialismo, pueblo que se ha visto sometido injustamente a una cruel y brutal modificación de su sistema de vida, donde nada nos faltaba y, en oportunidades nos sobraba, incluyendo a nuestra moneda y al sistema salarial.
Este corrupto y anárquico sistema socialista del S. XXI nos ha llevado a una economía de postguerra, la cual en la realidad existe, pues aun continúa haciendo una guerra contra los EEUU y una guerra interna al destruir todas nuestras industrias, nuestra producción agropecuaria y, más grave aún, la guerra contra la honestidad administrativa, la cual agotó todas nuestras reservas nacionales, transformándonos en la cenicienta de Suramérica, sin gasolina y sin papel toalé; desastre económico que ha lesionado en algunos compatriotas su autoestima y el deseo de luchar para imponer una nueva y vital salud político-social.
Se debe entender, que el problema de los venezolanos de hoy está inducido por este indocumentado, quien también ha alterado negativamente el Poder Ejecutivo y el Judicial y trata de destruir nuestro Poder Legislativo, tal como lograron destruir al núcleo familiar: hijos que se nos van o son asesinados, otros deben dejar de estudiar para poder subsistir; divergencias familiares por desacuerdo en las afinidades políticas, donde algunos de ellos para poder sobrevivir deben simular defender al Socialismo del S. XXI y admitir el “bozal de arepa”.
Para poder evitar el continuismo de este desastre nacional y familiar, debemos tomar acciones inmediatas y significativas sobre los actuales acontecimientos políticos, como lo es el defender nuestro derecho a la votación y el saber descartar toda situación indigna de este farisaico gobierno como es el tratar de eliminar nuestra democrática Asamblea Nacional.
Para ello se apoya en el poder fascista, constituido cívica y militarmente por seres de dudosa reputación a nivel nacional e internacional, cuya conducta para el indocumentados, es la de verdaderos hienas cortesanas y de parásitos de esta anárquica y corrupta oligarquía Socialista del S. XXI, condicionante de este desastre de postguerra hitleriana. !Voilá¡