Reflexión – Conformismo

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Se define conformismo como la actitud del que se adapta y acepta cualquier circunstancia o situación con excesiva facilidad, especialmente cuando es adversa o injusta. Hoy día, con la situación que se vive en este país, donde experimentamos un estancamiento y hasta un retroceso en nuestros niveles de vida, no cabe ser conformistas.
Debemos y tenemos que aspirar a mejorar en la medida de nuestras posibilidades. El conformismo puede ser una estrategia de dominación política-mental-sicológica y debemos tener cuidado con eso. Necesitamos reaccionar.
Sin embargo, es el momento de aprovechar la crisis venga de donde venga para idear formas personales y colectivas de progresar. De salir adelante y ayudar a otros. Y la Biblia hace un llamado al cristiano bien claro. “Y te pondrá el SEÑOR a la cabeza y no a la cola, sólo estarás encima y nunca estarás debajo, si escuchas los mandamientos del SEÑOR tu Dios que te ordeno hoy, para que los guardes cuidadosamente”Deut.28:13. Esa es una promesa, pero condicionada. Dios te colocará delante de cualquiera, pero… “…si escuchas los mandamientos del SEÑOR tu Dios que te ordeno hoy y los guardes cuidadosamente”.

Ahora, no es lo mismo ser conformista a estar conforme con lo que sabemos Dios nos ha dado. Es necesario delimitar ambos conceptos en su justa dimensión. Por ejemplo, ser conformista en el campo del Evangelio es muy peligroso, por cuanto se trata de la Salvación y a la Vida Eterna. Y eso, es precisamente lo que está sucediendo en la vida de muchos cristianos en este mundo de pecado.

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Francis Bampfield nació en el año de 1615, perteneció a una distinguida familia de Devonshire, Inglaterra. Era un hombre perteneciente a los estratos sociales y económicos más elevados de la sociedad. Erudito, culto, devoto y generoso. Y uno de los predicadores más célebres de su religión. Incluso, en el pasado fue ordenado diácono por el obispo Hall que estaba de turno en la dirección de su iglesia. Pero, este hombre no era conformista. Bampfield se convenció de que el séptimo día, el sábado, era el verdadero día de reposo. Y predicó con énfasis a sus hermanos puritanos quienes no aceptaban el mencionado día por considerarlo una institución judía. Él les hizo ver que la humanidad y el sábado, fueron creados en la misma semana, en el Jardín del Edén, mucho antes de que naciera Abrahán. “Y Bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque EL reposó de Toda la obra que había hecho en la Creación” Gen. 2:3.

Este hombre, enfrentado con sus contemporáneos que sostenían el domingo como día de reposo, no hallaba como conciliar esta posición con el ejemplo de Cristo. Por ello, se leyó todo el Nuevo Testamento, pero no encontró evidencias de que Jesús hubiese guardado otro día que no fuera el santo sábado. Por el contrario, se encontró con textos como estos. “Si me Amáis, guardad mis mandamientos.”Juan.14:15. O “Vino a Nazaret, Donde se había criado; y en el día de reposo Entró en la sinagoga, conforme a la costumbre” Luc.4:16.

Bampfield concluyó acertadamente, que el hecho de que Jesús adorara a Dios en sábado era razón más que suficiente para que él también lo hiciera. Y, aunque fue a dar a la cárcel de Dorchester, no se conformó, no fue un conformista acomodado a la conveniencia de la mayoría. Fue un hombre fiel a la Palabra de Dios. Ejemplo digno de imitar. “Hasta el martes Dios mediante. Próximo artículo “Correr: un gran combo”

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