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Incluso antes de arribar a su destino,
el viajante se sumerge en el caos cotidiano
que le da la bienvenida en los alrededores
del Terminal de Pasajeros
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La falta de conciencia ciudadana de algunos y la indiferencia de muchos otros coinciden en el Terminal de Pasajeros de Barquisimeto, donde confluyen además de los viajeros, indigentes, buhoneros, conductores y muchos perros callejeros.
Incluso antes de arribar a su destino,
el viajante se sumerge en el caos cotidiano
que le da la bienvenida en los alrededores
del Terminal de Pasajeros
La paradoja cobra vida
en la “zona
de seguridad”, cuyos espacios comparten transeúntes
de todas las edades, conductores, bachaqueros
e indigentes
Caras distraídas, preocupadas, pasos apurados, conjugan el rostro de la indiferencia humana ante la necesidad, también humana, de sobrevivir en una sociedad que no ve
La improvisada zona de fumadores
en uno de los pasillos menos transitados alberga a quienes buscan un espacio de intimidad porque “la gente es invisible allí”
No alcanza
la cantidad de escuadrones de limpieza
ni de vecinos preocupados por mantener las “aceras” sin desperdicios
si los ciudadanos botan la basura en cualquier lugar
En el anárquico universo
del terminal,
el movimiento no cesa
ni siquiera cuando
se ejecutan obras de mejoramiento; y se ocupan los locales aún sin terminar
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