Nutritivos y con una gran cantidad de beneficios para el organismo, los vegetales resultan ideales para cualquier régimen alimenticio, siendo ricos en vitaminas y minerales y por ende, incluidos en toda dieta saludable. De todos los que existen hemos escogido dos, para presentarles en esta edición y aunque no sean tan consumidos en comparación con otros, tienen una enorme cantidad de propiedades que los convierten en indispensables dentro de su dieta… ¡Conózcalos y déjese cautivar!
El Calabacín: diurético perfecto con sabor agradable
Cultivado desde la antigüedad en multitud de regiones de todo el mundo y perteneciente a la familia de las Cucurbitáceas, el calabacín es un vegetal que ofrece vitaminas B1, B2, B6 y B9, minerales como potasio, magnesio, sodio, yodo, hierro, calcio y muchos otros nutrientes como hidratos de carbono y proteínas. Así mismo, presenta un alto contenido líquido y es bajo en calorías, lo que se traduce en una mayor hidratación para el cuerpo y por supuesto, en vitalidad y rendimiento.
En cuanto a los beneficios directos que aporta al sistema inmune, se encuentra el fortalecimiento de huesos y músculos, la producción de glóbulos rojos y el apoyo al sistema nervioso, siendo además muy bueno como diurético, pues estimula la eliminación de líquidos, por lo que es recomendado para tratar infecciones urinarias, cistitis y nefritis, eliminando toxinas del cuerpo.
De la misma forma, ayuda a prevenir la aparición de cálculos renales y por sus propiedades antiespasmódicas, sirve para tratar espasmos estomacales y situaciones de diarrea. Además es rico en ácido fólico, elemento necesario para la división celular y para la formación de ADN y ARN y mantiene unas correctas funciones cerebrales por su alto contenido de fósforo.
Al momento de adquirirlo debe buscarse preferiblemente pequeño o mediano por tener menos cantidades de semillas y ser más tiernos. Su piel debe ser lisa y brillante y la hortaliza en sí, dura y sin manchas. Los hay alargados, cilíndricos y esféricos, más o menos bulbosos y de colores que van del amarillo pálido al verde intenso.
¿Cómo podemos consumirlo o aprovecharlo?
Su sabor lo convierte en un ingrediente perfecto que nos da la opción de poder prepararlo frito, asado, guisado o al vapor. En función de ello, es ideal para ensaladas, hervidos o con algún proteico, relleno o acompañado, que además, se presta para ser el elemento principal de cualquier pasapalo.
Para usarlo en la cocina, no es necesario pelarlos, basta con rasparlos ligeramente y luego enjuagarlos. Eso sí, resulta indispensable guardarlo en un sitio fresco y refrigerado, de manera que perdure.
Por otro lado, si hablamos de su aplicación sobre el cuerpo, es muy útil para limpiar las asperezas de la piel gracias a las propiedades emolientes que posee, es decir, de ablandar o relajar y se aplica en tratamientos para quemaduras.
Otro punto a favor es que protege de los refriados y ayuda a cicatrizar heridas, dando además lozanía a la piel y favoreciendo la producción de colágeno, que rejuvenece y aviva la lozanía.
La berenjena: acompañante ideal rico en propiedades
Originaria de Asia y perteneciente a la familia de las Solanáceas, la berenjena es un extraordinario vegetal que presenta también un alto contenido acuoso, por lo tanto, tiene importantes propiedades dietéticas y diuréticas con un amplio nivel de potasio, este último elemento, importante para el funcionamiento del sistema nervioso y de la actividad muscular.
En cuanto a sus componentes, ofrece vitaminas A, B1, B2, C y E, minerales como hierro, calcio y fosforo, además de ácido fólico y fibras. En este sentido, es recomendada para favorecer la circulación, reducir el colesterol, prevenir la arteriosclerosis, eliminar la grasa, estimular la bilis e inhibir el crecimiento de las células cancerígenas en el estómago.
Los compuestos responsables del ligero sabor amargo que presenta, son los responsables de su efecto depurativo, que al igual que el calabacín, estimula el buen funcionamiento del hígado y facilita el trabajo de la vesícula biliar, lo que ayuda a la digestión de las grasas.
Así mismo, científicos han identificado en la berenjena niveles elevados de ácido clorogénico, un potente antioxidante que favorece al organismo y un considerable número de flavonoides, que además de proporcionarle el pigmento característico de color morado, ayuda a disminuir los niveles de colesterol en el ser humano.
Lo más importante a la hora de comprarlas, es evaluar si están uniformes en todos los sentidos, es decir, bien firmes, con un color consistente y con un tamaño regular. Es interesante saber que las más sabrosas, suelen ser aquellas tiernas, con las cáscara lisa y de aspecto brillante.
Para conservarlas, es importante que se mantengan refrigeradas y aisladas, de ser posible, del resto de las verduras, pues reaccionan con el etileno producido por otros vegetales y esto puede ocasionar que se dañen antes de tiempo.
¿Cómo podemos consumirlo o aprovecharlo?
La mejor manera de cocinarla es asada, a la parrilla, al vapor o al honor ¿Y cómo acompañarla? Pues con queso gratinado o rellena de carne por ejemplo. Es muy importante tener presente que bajo ningún concepto debe consumirse sin pasar antes por cocción, ya que posee un alcaloide tóxico que pueden ocasionar trastornos intestinales o dolores de cabeza intensos.
Por otro lado, para el cuerpo, resulta ideal como cataplasma con la intención de tratar quemaduras y su aceite, se ha venido utilizando para combatir el reumatismo, que afectan articulaciones, corazón, huesos, riñones, pulmones y piel.
¡Un dato! Beber medio litro de agua de berenjenas por día, durante una semana, ayuda a disminuir el colesterol y se prepara, dejando en remojo algunos trozos del vegetal en un lugar oscuro durante un día.
