El Paso

-

- Publicidad -

El paisaje que precede la llegada al Paso de Baragua parece un dinosaurio con mucha sed que silencioso nos observa metido dentro de inmensos acantilados verticales que erguidos sobre la carretera polvorienta parecen murallas que separan la civilización de los automóviles del mundo detenido en la cultura del chivo en el cual nos adentramos.

Por ello al Paso de Baragua no se puede llegar de prisa y con la mirada puesta en el retrovisor. Al Paso de Baragua hay que llegar paso a pasito, descalzo y con los ojos del corazón mirando al infinito. Porque no se trata de visitar un pueblito lejano y abandonado, se trata de redescubrir la magia infantil según la cual el Cielo y la Tierra se dan cita de amor teniendo al hombre como testigo. Y eso somos cuando estamos en sintonía con las vibraciones telúricas que existen en El Paso de Baragua, humanos testificando la vida autónoma de la naturaleza, la vida sin artificios, la vida que está en lo verde, en lo marrón, la vida que está en la mirada de niño que tienen los dignos y humildes campesinos de esta tierra.

- Publicidad -

Campesinos que orientan sus vidas según principios bíblicos porque trabajan a sudores para alimentarse no solamente de pan sino de la importancia de sentirse dignos, útiles y vivos, un trabajo movido por la fe profunda en la existencia de un mañana donde los hombres tendrán recompensa eterna en compensación a la dureza del esfuerzo sobre las piedras y bajo un sol que viaja por la sangre.

La Historia del Paso de Baragua es la historia de unos hombres que jamás soñaron con el descanso o la jubilación. Es la historia de los arrieros que por allí pasaban en un ir y venir por el Camino de la Sal, es la historia de los jornaleros que a punta de machete fundaron las mejores haciendas de Carora, es la historia de gente como el maestro José “Che” López que lo dejaron todo para adentrarse en una vocación centrada únicamente en la solidaridad humana y en el servicio a nuestros semejantes.

El santo patrono del Paso de Baragua es Santo Domingo de Guzmán, el creador del Santo Rosario y debe ser por ello que los habitantes del pueblo siempre están dando vueltas sobre las mismas oraciones, como si repitieran el eco ancestral de antiguas tribus que veneraban a la madre naturaleza repicando sin cesar sus instrumentos de barro cocido. El Paso de Baragua antes del asfalto y el cemento fue una cultura importante que sirvió de engranaje entre los indígenas del litoral falconiano y las etnias jirajaras de centro occidente, por ello, por su ubicación en el mejor paso del Río Baragua, se convirtió en posta obligada de los arreos que realizaban el comercio por el Camino de la Sal entre Cumarebo y Curarigua.

El Paso de Baragua, tierra de hombres Prometeo que luchan en la mitad del todo o de la nada por redescubrir el fuego de la vida sin que el miedo a la muerte y las arpías le nublen los ojos con la duda o el lamento. Allí, en la tierra espartana que acuna héroes cotidianos está aguardando el polvo ancestral que me conforma y que me aguarda.

Pulsa aquí para apoyar la libertad de expresión en Venezuela. Tu donación servirá para fortalecer nuestra plataforma digital desde la redacción del Decano de la Prensa Nacional, y así permitir que sigamos adelante comprometidos con la información veraz, como ha sido nuestra bandera desde 1904.

¡Contamos contigo!

Apóyanos aquí

- Publicidad -
Artículo anterior
Artículo siguiente

Más leido hoy

- Publicidad -

Debes leer

- Publicidad -
- Publicidad -