El Barcelona buscará el miércoles prácticamente un “milagro” en la vuelta de los octavos de final de la Liga de Campeones para levantar el 4-0 encajado en la ida, para lo que todo el barcelonismo se encomienda a Leo Messi.
“Sería ingenuo pensar que no dependemos del mejor jugador del mundo”, reconocía recientemente el técnico azulgrana, Luis Enrique, sobre el hombre que sostuvo al equipo en los partidos que siguieron a la debacle en el Parque de los Príncipes el 14 de febrero pasado.
Un doblete frente al Leganés (2-1) y un gol en el último suspiro contra el Atlético de Madrid (2-1) del argentino, rescataron a un Barça gris en los dos encuentros de Liga que siguieron a la derrota de París, manteniéndolo en la carrera por el campeonato español, que ahora encabeza.
“El futuro del Barcelona en la ‘Champions’ se quiera o no, está en sus manos. En sus botas. En su cabeza. En lo que sea capaz de inventar para mantener viva la llama de la esperanza el mayor tiempo posible”, advirtió Sport.