La expresidenta argentina Cristina Fernández se presentó el martes ante la justicia en su tercera declaración indagatoria desde que dejó el poder, acusada de haber recibido sobornos de empresarios y lavado de dinero, entre otros delitos.
Fernández presentó un escrito de defensa ante el juez federal Claudio Bonadío quien investiga si la exmandataria (2007-2015) formó parte junto a familiares de una organización que recibía retornos de empresarios allegados a los que supuestamente beneficiaba con obras públicas y explotación de áreas petroleras, entre otros negocios.
Mientras la exdirigente peronista, de 64 años, estaba en la sede de los tribunales federales, varios cientos de seguidores y miembros del opositor Frente para la Victoria se concentraron en las inmediaciones para manifestarle su apoyo. «Cristina no se toca» y «Vuelve Cristina» rezaban algunos de los carteles que portaban los manifestantes, que arremetieron contra su sucesor, el conservador Mauricio Macri.
Ricardo Fernández, técnico informático, dijo a The Associated Press que cuando «ella estaba gestionando yo pude conseguir lo que tengo ahora, mi casa, mi familia…y siento que se lo debo de alma».
Fernández se retiró de la sede judicial sin hacer declaraciones a periodistas, como ha hecho otras veces que ha tenido que rendir cuentas ante la justicia.
La exmandataria pidió a Bonadío que dicte su sobreseimiento y denunció ser víctima de una «persecución judicial y mediática que no registra antecedentes», según el escrito que presentó al juez y que publicó en su cuenta oficial de Twitter.
Afirmó que este cerco judicial se extiende a sus hijos, el diputado Máximo Kirchner, y Florencia Kirchner, quienes la víspera se presentaron ante el magistrado, acusados de los mismos delitos.
«Como cualquier persona tengo derecho a ser juzgada por un juez imparcial, circunstancia que ni remotamente reúne el magistrado a cargo de esta causa», se quejó Fernández.
La expresidenta sostuvo que desde que Macri asumió el poder en diciembre de 2015 las causas en su contra fueron «iniciadas por legisladores opositores a mi gobierno, que luego fueron ampliamente difundidas a través de un aparato de propaganda que sólo registra comparaciones con el que tuvieron a su disposición gobiernos totalitarios».